LA PERLA DE PRECIO INFINITO: ¡TU ALMA INMORTAL!




Los familiares dedican tiempo, energía y todos sus recursos materiales para encontrar el mejor médico que cure una enfermedad de su ser querido.  Deportistas olímpicos entrenan por años, dedican miles de horas de formación para competir en los juegos olímpicos con la esperanza de ganar la medalla de oro o por lo  menos la medalla de plata.   Y luego está la belleza de la naturaleza por ejemplo– el Gran Cañón, Yosemite, el cambio de color de las hojas en flor en Nueva Inglaterra, la temporada de follaje, muchas personas viajan largas distancias solo para “ver” estas obras maestras de belleza mundial.  Incluso un día de diversión en Disney, o la Montaña Mágica, o Sea World, ¡cuánta importancia, tiempo y energía se agotan en todas estas actividades!  Nada de esto es pecaminosos, y estas actividades pueden enriquecer y dar vida, pero todas a un plano meramente natural.

¿Cuánto tiempo y energía tomamos para la salvación de nuestra alma inmortal y si son padres de familia, cuánto tiempo dedican a esas almas que han sido confiadas a su cuidado??

Jesús expresó claramente el valor de nuestra alma inmortal.  Después de denunciar la codicia en todas sus formas, Jesús habló con la mayor claridad ¿De qué le beneficia al hombre ganar  el mundo entero si pierde su alma en el proceso?  ¿Qué puede dar un hombre a cambio de su alma inmortal?


                                  
Fue el gran San Ignacio de Loyola que retó al futuro Patron de las Misiones, San Francisco Xavier con el mismo reto bíblico.  Según la tradición, Ignacio repetía este mismo pasaje bíblico hasta que un día Xavier aceptó y cedió a los deseos de Ignacio.  Fue por medio de los ejercicios espirituales que Xavier se transformó a uno de los Santos más queridos y más grandes de la familia Jesuita.  Él es un ejemplo para todos nosotros quienes también somos llamados a ser misioneros.


Xavier bautizo a tantas almas mientras trabajaba las misiones en la India que al final de cada día no podía levantar los brazos por el cansancio por número de almas que había bautizado ese día.  El cuerpo de Xavier se conserva en Roma, Italia, mientras que el brazo que bautizó a tantos se conserva en la India.  Otro joven santo italiano, quien moriría poco antes de cumplir los 15 años, Santo Domingo Savio, se reunía con su director espiritual San Juan Bosco.  En la pared de la oficina de Juan Bosco estaba algo escrito en latín. Domingo Savio con curiosidad le pide a Bosco que le traduzca el significado.  Bosco responde:  “¡Dame almas y toma todo lo demás!”  Esto fue principio que motivó el celo apostólico de San Juan Bosco: ¡salvar el máximo numero de almas posible!


San Juan Vianney, conocido como el Cura de Ars, entendía muy bien el valor de una sola alma.  Lo comprueba con gran claridad la disposición que él tenia de sacrificarse hasta el extremo máximo para salvar almas.  ¿Cuáles fueron algunos de los sacrificios que el Cura de Ars sufrió voluntariamente por la salvación de las almas?  ¡Aquí están unos pocos!

1.        Para salvar almas, a veces pasaba días sin comer.
2.        En otros intervalos, él preparaba un bote de patatas y comía sólo dos o tres por día, esto lo hizo los primeros años que el estuvo en su parroquia en Ars.
3.        DORMIR:  Él se privaba del sueño, a menudo después de un día agotador, solo dormiría  3 o4 horas.
4.        LA DISCIPLINA.  Él mismo no escatimaba nada para salvar almas.  Se daba azotes en la noche al punto de derramar sangre, todo para traer a las almas de nuevo a Cristo.
5.        EL DIABLO.  Para agregar a este sufrimiento, el diablo lo visitaba de noche, le insultaba, sacudía su cama e incluso a veces incendia su cama.  El Cura de Ars sufrió pacientemente para salvar almas.

                                                                 
6.    EL SUELO, SIN CAMA.  Voluntariamente dormía en el suelo y sacrificaba la comodidad de una cama.  ¡Sabía que el verdadero tiempo de descanso sería en el cielo con las muchas almas que sufrió para salvar!


7.  Sufrió voluntariamente dolencias físicas: una herida abierta en el brazo, reumatismo, doble hernia, Dolores de cabeza y dolor de muelas, la neuralgia,  de nuevo consciente del valor de una alma inmortal al los ojos de Dios.

8.  CONFESOR.  Sin duda alguna, la mayor penitencia del Cura de Ars fue las largas horas, días, semanas, meses, años, décadas que pasó en el confesionario.  Él pasó 41 años en la parroquia de Ars.  La longitud de tiempo que pasó en el confesionario desafía toda razón y explicación natural.  Solamente la gracia de Dios pudo haber sostenido a una persona para llevar a cabo una tarea inalcansable.  Él pasaba de 13 a 17 horas en el confesionario diariamente.

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9.    EL CONFESIONARIO EN SI.  En la mayoría de las iglesias modernas, los confesionarios tienen buena ventilación, bastante luz, aire acondicionado en el verano y calefacción en el invierno.  Para el Cura de Ars no fue así en el pequeñ cubículo.  El confesionario era literalmente del tamaño de un pequeño armario.   En el verano el aire fétido era sofocante, asfixiante y quemaba al punto de ser insoportable.  En el invierno, era como estar encerrado en un congelador.  ¿Cómo pudo ser?  Porque este gran santo estable plenamente consciente del valor de una alma inmortal.

10.¡CALUMNIA!   El Cura de Ars fue difamado y calumniado más de una vez.  Los otros sacerdotes firmaron una petición para que el obispo lo expulsara de la parroquia de Ars –el Cura de Ars también se sentía indigno de su puesto, entonces él también firma la petición.  ¿Por qué todo este dolor?  Había una única razón, el gran amor por el buen Dios y el gran amor por lo que Dios más ama, ¡la salvación de un alma inmortal!

                                      
 Tenemos solo una vida por vivir.  No hay segundas oportunidades.  El diablo sabe que su tiempo es corto, por lo cual él lanza todas sus armas para ganarse almas y robárselas a Dios Todopoderoso.  Tu alma inmortal fue creada por amor, para Dios.  Tu alma fue redimida por la Preciosa Sangre de Jesús, y derramó su sangre en abundancia ese primer Viernes Santo en el Calvario.  Siguiendo los pasos de San Ignacio de Loyola, San Francisco Xavier, San Juan Bosco, Santo Domingo Savio y el Santo Juan Vianney, el Cura de Ars, ¿qué estás dispuesto a hacer para procurar la salvación de tu alma inmortal, las almas inmortales de aquellos que Dios te ha confiado, y a luchar por la salvación de todo el mundo?  Recuerda las palabras de Jesús, “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?”  ¡Que todos sepamos valorar la salvación de nuestra alma como la perla de precio infinito!