¡EL REMEDIO PARA VENCER LA ENVIDIA!!!




Como consecuencia del Pecado Original, todos llevamos dentro el pecado capital de la envidia.  Si no la reconocemos, la frenamos, la rechazamos o vencemos, la envidia nos puede destruir y destruir a quienes nos rodean.  Pero para vencerla necesitamos la gracia de Dios y nuestra propia determinación.  ¿Qué medidas podemos tomar para vencer este pecado capital de la envidia?

 
1. ¡ADMITIRLO HONESTAMENTE!  Si no admitimos con honestidad y aceptamos que la envidia es una realidad en nuestro corazón, nunca podremos desarraigarla.  ¡El que no quiere ver sus defectos no los vence sino los agrava!   Hay una expresión que dice: "No hay peor ciego que aquel que no quiere ver; no hay peor sordo que aquel que no quiere oír”.  ¡Cuántos alcohólicos no aceptan que tienen una adicción y acaban por mortir de alcoholismo!


2. ¡CONFIÉSELO!  Es pecado ceder de forma deliberada a la envidia.  Pero cuando acudimos al sacramento de la Confesión y confesamos este pecado, el alma sana.  Porque la gracia sacramental específica que otorga el sacramento de la confesión es la sanación.



3.  "AGERE CONTRA"  IGNACIANA.   Esta es una expresión Ignaciana que significa: “no cedas a ella, sino haz lo contrario”!  En vez de hacerle daño a la persona que envidias, ¡hazle el bien  ya sea rezando por él o haciendo una buena obra por él!

4. ¡REZA POR ÉL!   Cuando en la oración le traemos a Dios nuestras malas inclinaciones — especialmente la envidia, es entonces que Dios hace milagros; ¡Él puede mover la inmensa montaña de nuestro orgullo, ira y envidia!   "Déjala ir y deja que Dios obre!"  Solos, somos la personificación de la debilidad y la miseria.  Pero Dios es omnipotente.  "¡Dios todo lo puede"!



5. ¡HALAGUE Y FELICITE!    Cuando la envidia se arraiga en el corazón, la tendencia en cuanto a la forma de expresión es de criticar, chismear, denigrar y degradar a la persona. ¡ Vence la envidia alabando o felicitando a esa persona por sus buenas cualidades!  ¡Hazlo en su presencia o en presencia de otros!

6. ¡DA GRACIAS A DIOS!   Desde el fondo de tu corazón da gracias a Dios por los maravillosos talentos que les ha dado a todas las personas en el mundo, pero en especial la persona a quien más envidias.  ¡Qué tontería es envidiar!  ¡Lo que nosotros estamos envidiando es simplemente un talento que Dios ha dado a esa persona y que nosotros reconocemos y que esa persona ha sabido cultivar!  ¿¡Por qué envidiar los dones de Dios!!!!!!

¡DA GRACIAS A DIOS!

7. CULTIVAR UN ESPÍRITU DE CAMARADERÍA   En un equipo de béisbol, si un jugador pega el cuadrangular ganador, no es el jugador individual quien gana el partido, sino todo el equipo gana.   Cuando rezamos el Padre Nuestro reconocemos que Dios es el padre de toda la humanidad y de cada uno de nosotros muy particularmente.  Concretamente, esto significa que todos somos hermanos de un mismo Padre Celestial.  Por lo tanto, ¡tu victoria es mi victoria; tu derrota es mi derrota!  Recuerden las palabras del Apóstol San Pablo: "¡Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran!"   St Therese de Lisieux, conocida por su camino de la perfección que era hacer las cosas ordinarias con extraordinario amor, dijo que cuando se hace el mal todo el mundo desciende.  Sin embargo, ¡cuando se hace el bien el mundo entero se eleva más cerca del cielo!  ¿Por qué no celebrar las victorias espirituales de otros?  ¡Así la tierra se elevará más cerca del cielo!



8. CONOCE TUS PROPIOS TALENTOS.    En el vigésimo quinto capítulo del Evangelio de San Mateo hay una parábola muy reveladora.   Se les da talentos a tres hombres.  Dos de ellos multiplican los talentos trabajando arduamente.  El último, por miedo y pereza, hace un agujero y entierra el talento.  A su regreso, el maestro hace un examen de la cuenta.  Los primeros dos siervos trabajadores y fieles son halagados y premiados por su dedicación.  Sin embargo, ¡el siervo perezoso fue reprendido porque escondió su talento por debajo de la tierra!  ¡Todos tenemos talentos!  Arte, música, deportes, estudio, comunicación, pintar, escribir, cocinar, oración, espiritualidad---todos estos son talentos dados por Dios.  Los talentos se pueden cultivar y así prosperar y usarse para fomentar la "civilización del amor" o pueden permanecer en un barbecho, oxidados, deteriorados y desintegrados.  De hecho nos incumbe a todos descubrir nuestros talentos y luego cultivarlos a lo máximo.  Al hacer esto nos enfocaremos en nuestros talentos y no en los talentos y éxito de nuestro "rival" y así, ¡no permitir que la envidia nos posee y venza a nosotros!  En la famosa historia de la malabarista de Notre Dame, un joven entra en el monasterio y no puede estudiar o llegar a sublimes dones místicos, se sentía carente de talento.  Pero podía hacer una sola cosa: ¡hacer malabares!  Así que a solas, ante de la imagen de Nuestra Señora, hacía sus acrobacias malabares. ¡Nuestra Señora, viendo esto sonrió con jubilo!  Este fue el regalo que podía ofrecer a Dios y a su Santísima Madre.  ¿Qué tipo de acto de malabarismo puede usted hacer por Dios y así evitar fijarse en los talentos de otros y caer en la envidia?



9. LISTA DE ACCIÓN DE GRACIAS DE SAN JUAN BERCHMANS, S.J.   En la vida del joven Jesuita, San Juan Berchmans, S.J., está escrito algo relacionado y pertinente a nuestro tema de conquistar y aplastar la horrible cara de envidia.  Juan vivía en una comunidad de hermanos y sacerdotes.  Lleno de un auténtico espíritu de caridad, Berchmans estaba plenamente consciente de los talentos y dones que Dios habían dado a cada uno de ellos.  Juan Berchmans escribió una lista con los nombres de todos los miembros de la comunidad jesuita.  Luego al lado del nombre de cada uno de ellos anotó una virtud o atributo positivo.   Luego compuso una letanía de acción de gracias a Dios por esa virtud.   ¡Una nota interesante!  Sólo el nombre de una persona no aparecía en esa lista. ¿Puede usted adivinar de quién?  ¿Por qué no hacer una lista de los miembros de tu familia y junto a cada nombre escribe un atributo positivo y dar gracias a Dios por ese regalo!  ¡Gran manera de vencer la envidia!



10. LA MAGNIFICAT DE MARÍA!  Acuda a María y pida su ayuda cuando esté en la ocasión próxima de caer en la envidia.  Rece sin demora un Avemaría cuando sienta la tentación de los celos!  Agradezca y alabe a Dios con el himno de alabanza de María.  "Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador..."