¿En dónde se encuentra la Santísima
Trinidad? La Biblia tiene amplias
manifestaciones de la Santísima Trinidad.
¡Se darán tres!
1. El bautismo de Jesús por san Juan
Bautista en el río Jordán (Mt. 3:13-17).
En este pasaje se escucha la voz de Dios Padre; vemos a Jesús el Hijo
descender a las aguas del río Jordán; Y el Espíritu Santo---en forma de paloma
— desciende sobre Jesús.
2. El mandato misionero de Jesús
antes de ascender al cielo. Jesús da
este mandato a sus apóstoles (y a nosotros): "Id y hacer discípulos de
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo". (Mt 28:19)
3. El saludo Paulino incorporado al
comienzo de la Santa Misa. "La gracia de nuestro Señor Jesucristo,
el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo, esté siempre con
ustedes".
¿EN DÓNDE SE ENCUENTRA LA SANTÍSIMA
TRINIDAD?
La Santísima Trinidad está en el
cielo por toda la eternidad. El Padre ama al Hijo, el Hijo ama al Padre y
el vínculo mutuo de amor entre el Padre y el Hijo es el Espíritu Santo.
En nuestro Dios Trino no hay carencia o deficiencia.
Santo Tomás de Aquino con precisión
comenta, el amor se extiende; el amor desea compartirse con otros. Así,
Dios creó el mundo de la nada. El ser
humano es la corona de la creación de Dios, comenzando con la creación de Adán
y Eva.
Jesús vino para darnos vida y vida
en abundancia. Jesús estableció la
Iglesia, que es el verdadero "Sacramento de salvación", Él quiso
darnos lugar en la vida de la Santísima Trinidad a través de los Sacramentos,
en particular, el Sacramento del Bautismo.
En el momento preciso del Bautismo,
cuando el Ministro derrama el agua sobre la cabeza y pronuncia la fórmula
trinitaria bautismal: "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo," ese niño o adulto se convierte en un templo vivo de
la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Por esta razón, la Iglesia
entrañablemente exhorta a sus fieles que bauticen al niño tan pronto como sea
posible, no solamente para quitar la mancha del pecado original, sino aún más
importante para que inicie la vida maravillosa de una nueva familia---¡la
Santísima Trinidad que vive en el alma de los recién bautizados! ¡Es tan
simple y a su vez tan sublime!
Este tesoro depositado en el alma
desde el momento del Bautismo se debe proteger, guardar y valorar - el tesoro
es el alma que vive en estado de gracia santificante y más aún el alma es
morada de la Santísima Trinidad.
Por esta razón, los santos predican,
viven y enseñan unánimemente el renuncio al pecado--- ¡en particular el rechazo
al pecado mortal que es el mal más grande!
En los Ejercicios Ignacianos, el primer grado de humildad es; preferir la muerte antes que cometer un
pecado mortal. Santo Domingo Savio el
día de su Primera Comunión tuvo como lema "Morir antes que pecar!"
Santa Maria Gorretti se dejó apuñalar 14 veces, sufriendo una muerte de
martirio, diciendo a su asesino: "¡Si hacemos eso, es pecado mortal e
iremos al infierno!" Esta joven mártir no quiso que su alma dejara
de ser morada de la Santísima Trinidad (que había recibido en el momento de su
Bautismo).
Aun cuando una persona
voluntariamente decide cometer un pecado mortal, y expulsa a la Santisima
Trinidad de su alma, Dios es rico en misericordia y siempre presto a perdonar a
todo aquel que se arrepienta, que confíe en su infinita misericordia y que
regresa a Él por medio de la confesión sacramental. Qué consuelo tan
inmenso son las palabras del sacerdote al concluir el Sacramento de la
Reconciliación: "Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo.'' Amén.
Una de las notas características más
destacadas de la espiritualidad del Carmelo es la inhabitación de la Trinidad
en el alma del cristiano que vive en estado de gracia santificante ---
Carmelitas tales como Teresa de Avila, Juan de la Cruz, Isabel de la Trinidad,
Benedicta de la Cruz (Edith Stein) y Teresa de Lisieux.
Unicamente cuando el alma
interioriza sus potencias, se inmersa en Dios y cultiva el silencio y
recogimiento en todo lugar y momento, es que se puede encontrar y contemplar al
Dios Trino (y los Tres Divinos Huespede) que moran en el alma.
Santa Catalina de Siena, una de las
Doctoras de la Iglesia, a menudo recurría a lo que ella llamaba su ''celda
interior''. En esta celda podía
encontrar a Jesús en su alma. Pero igual podía estar con dos Divinos Huéspedes
- ¡Dios Padre y el Espíritu Santo!
Por esta razón el Papa Benedicto XVI
insiste que el silencio es indispensable en este mundo moderno. En el
silencio se escucha la voz de Dios y se logra este intimo y profundo dialogo
con el Dios Trino. "Habla Señor, que tu siervo escucha".
¡UN EJERCICIO
TRINITARIO! Cierre los
ojos y con profunda fe diga....
"¡Padre, te alabo; te entrego
mi vida! Dios te amo....
Jesús, te alabo; te entrego mi vida!
Dios te amo....
Espiritu Santo, te alabo; te entrego
mi vida! Dios te amo....''
Al cantar suavemente este canto
trinitario, se encenderá el amor en tu morada interior, en tu celda interior,
el amor al Padre, Hijo y Espíritu Santo, ¡y el gozo y la paz serán tuyos!