PREPARACIÓN PARA UNA MUERTE SANTA Y DICHOSA




Por favor escuche la plática del P. Escobita sobre cómo prepararse para una muerte santa.  



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Santa Catalina de Siena, una de las tres Doctoras de la Iglesia dice, "El presente y el momento de nuestra muerte son los dos momentos más importantes de nuestra vida".  Esto esta en completa armonía con la oración que nuestra Señora más ama, el Ave María: "Santa María, Madre de Dios ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte".  Amén

Dado que este momento es tan importante y nadie puede evitarlo — el momento de la muerte—debemos hacer todo para prepararnos.  Una de dos, nos salvaremos e iremos al cielo por toda la eternidad o nos perderemos e iremos al infierno por toda la eternidad.  ¡No hay otra posibilidad!   Por consiguiente, hagamos un plan o propósito para nosotros mismos seguir y para nuestros seres queridos y de esta forma prepararnos para este encuentro dichoso con Jesús.  ¡Que Jesús sea nuestro redentor y no nuestro juez!  Reflexionemos seriamente sobre lo siguiente:  la realidad de la muerte, lo que sucede después de la muerte y la grandiosa y imponente realidad de la eternidad---que es para siempre...

Puede ser muy saludable para nuestra vida espiritual reflexionar sobre la realidad de la muerte.  La tendencia en este mundo moderno y de los medios de comunicación (que solo se preocupan de lo que este mundo puede ofrecer) es huir de toda reflexión sobre la muerte.  El lema del mundo es "¡Solo se vive una vez; la vida es para divertirse y pasarla bien!  ¡Comamos y bebamos que mañana moriremos!"    O tal vez has escuchado esto: "¡Descansa, te lo mereces, no te mates, relájate!''


Si solo existe los placeres de este mundo transitorio, entonces esta filosofía tendría lugar y se comprende.  Pero como seguidores de Cristo, creemos que hay mucho más de lo que este mundo nos ofrece.  Jesús nos ofrece mucho más, nos ofrece su amistad en esta vida y si morimos en su amistad nos ofrece el mayor de los dones, ¡el don de la vida eterna en el cielo!

Jesús habla claramente sobre la realidad de la muerte.  Nos dice que en este mundo transitorio debemos estar alerta, preparados y vivir sobriamente.   El Señor dice que la muerte vendrá como ladrón en la noche, en el momento menos esperado.  También nos recuerda de los tiempos de Noé, cuando se casaban, comían y bebían y llegó el diluvio y casi todos quedaron enterrados menos unas cuantas personas y unos cuanto animales.

Parábola del hombre rico insensato.
Jesús nos enseña en forma de parábola con "El hombre rico insensato".  Este hombre tuvo una cosecha abundante y derribó sus graneros porque no había espacio suficiente para contenerla.  Para después de la cosecha, ¡él ya tenía todo planeado con lujo de detalle!   Él dijo: "Ahora tengo abundancia y una vida larga por delante.  Por tal, comeré, beberé y descansaré."  Jesús rápidamente y severamente le reprime y su modo de pensar (su filosofía), le llama al hombre ¡tonto!   Porque esta misma noche se te tomará tu vida y ¿dónde irán a dar todas tus riquezas?

Como seguidores de Cristo debemos cultivar una perspectiva de profunda espiritualidad en cuanto a nuestra vida y nuestro fin, y la realidad de la eternidad.  Por cierto, la eternidad es para siempre.....

San Benito y las Reglas
La muy conocida Regla de San Benito dice que debemos pensar sobre la muerte dos veces al día.  ¡Eso es sabiduría!   Igual, san Alfonso Liguori, entre sus muchas obras escribió un clásico titulado "Preparación para la muerte".   Él mismo meditaba su propia muerte semanalmente.  Y ahora él está en el cielo alabando al Señor por toda la eternidad.   El libro clásico de Tomás Kempis, "Imitación de Cristo" dice que lo importante no es una vida larga sino una vida santa.  Este mismo autor nos recuerda que si meditamos con frecuencia sobre la muerte entonces cambiaremos nuestra vida sin demora.


San Ignacio y San Xavier
 San Ignacio de Loyola en su clásico "Ejercicios Espirituales", (en la sección que trata sobre el pecado) insiste que los ejercitantes hagan una meditación sobre las "Últimas cosas"---que son la muerte, el juicio, el cielo e  el infierno.   Esta poderosa meditación sobre la brevedad de la vida y la realidad de las dos opciones cielo e infierno, puede ser un medio eficaz para alejarnos del pecado y acercarnos a la vida verdadera en Cristo.  San Ignacio desafió a san Francisco Xavier a que hiciera los ejercicios citando a Jesús, "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?''


  

Deberíamos recordar nuestra mortalidad—que nuestro hogar permanente no está aquí en la tierra, sino somos peregrinos y viajeros en camino a la patria que no tiene fin—¡a la patria celestial!

Debemos formar el hábito de rezar por todos los difuntos cada vez que pasemos por un cementerio para que por medio de nuestras oraciones lleguen al cielo si es todavía no han llegado.  Debemos recordar que un día igual estaremos bajo tierra al lado de ellos --¡y ese día no está muy lejano!   No debemos aferrarnos a ninguna persona, lugar o cosa y en particular no aferrarnos al pecado---sino sólo a nuestro Señor Jesús.

¡Nadie se escapa!
Cuando asistamos a una Misa de funeral debemos orar con fervor por el difunto y no apresurarnos a canonizarlo antes de tiempo.  Pero igual debe ser un recordatorio para nosotros que un día el ataúd, la Misa de funeral y el entierro ¡será nuestro!  La vida es corta en comparación con la eternidad.  El gran san Agustín dice que nuestra vida en comparación con la eternidad es sólo un parpadeo del ojo. San Pedro lo expresa con estas palabras: "Para Dios mil años es solo un día..."  Nuestro corazón es como el ritmo de una marcha andando hacia la muerte y la eternidad--- la eternidad durará por los siglos de los siglos...

Intensifiquemos nuestra vida de oración para así estar preparados en el momento de la muerte para el encuentro con Jesucristo nuestro Señor.  Pidamos a María la gracia de una muerte santa y dichosa rezando llenos de fe y fervor y de modo regular el Ave María.  ''Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.  Amén.''