El NACIMIENTO DE JESÚS EL SEÑOR: OTRAS FORMAS EN QUE NACE...




Jesús vino al mundo hace aproximadamente 2000 años, nació de la Santísima Virgen María en un establo de Belén en una noche fría de invierno.  Esto fue cuando Él pasó de su presencia eterna en el seno de la Santísima Trinidad y entró en el marco de tiempo histórico del mundo para salvar a toda la humanidad.  Es por es que su nombre es "Jesús", que significa "Salvador''.

Jesús vino a salvar a toda la humanidad de todo mal:  el pecado, la esclavitud al pecado, la tristeza y la depresión, las artimañas del diablo y del infierno, que es la separación eterna de Dios.  Deberíamos estar inmensamente agradecidos porque vino entre nosotros---Emmanuel, "Dios con nosotros".

Jesús nació en el tiempo hace 2000 años, pero Él desea volver a nacer, cada día, en toda época y en todo lugar hasta el fin de los tiempos.  ¿Cómo puede Jesús nacer este día, ahora, y en este mismo instante?  Este será el tema de reflexión y meditación.   Las maneras y formas en que nace Jesús son numerosas, pero para percibir su llegada ¡debemos tener ojos místicos!


 1. EL BAUTISMO.  Cada vez que se celebra un Bautismo, Jesús verdaderamente nace en el alma de la persona bautizada.  Jesús no sólo nace en el alma, sino también nacen las otras personas de la Santísima Trinidad, el Padre y el Espíritu Santo.  Por eso es que en su conversación con Nicodemo, Jesús insiste que uno debe nacer dos veces---el primer nacimiento es físico y el segundo es del agua y del Espíritu Santo y esto es el momento del bautismo. (Jn.3 - Jesús conversa con Nicodemo).         

 2. EL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN O RECONCILIACIÓN. En el plano espiritual el pecado mortal es la muerte espiritual, es perder la presencia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y perder amistad con Jesús.  ¡Pero hay buenas noticias!   La confesión con una buena preparación, con sinceros sentimientos de dolor por los pecados y un sincero deseo de enmendar la vida, causa que Jesús vuelva a nacer en el alma.  Qué consuelo tan maravilloso y consolador es escuchar las palabras: " Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".  A través de la Confesión Sacramental, Jesús nace una vez más en el fondo del alma.

  3. RECONCILIACIÓN Y MISERICORDIA.   El orgullo, el amor propio y la autosuficiencia a menudo causan tensión y división entre hermanos.  Todos los que pertenecemos a la raza humana somos de la misma familia.  Todos somos descendientes de nuestros primeros padres Adán y Eva; además, al rezar el Padre Nuestro admitimos que Dios es nuestro Padre y que somos todos hermanos en Cristo.   Cuando hermanos que se han aislado y distanciado se reconcilian y hacen las paces, Jesús vuelve a nace en sus corazones.  El saludo del Señor resucitado el día de Pascua fue "Shalom" que significa -- ¡la paz sea con vosotros!

  4. AMAR Y SERVIR A LOS POBRES.    San Martín, antes de ser católico cristiano, tuvo una experiencia que cambió radicalmente su vida.  Era una noche de invierno, de un frío amargo que Martín, un soldado, miró hacia abajo conforme iba montado en su caballo y vio a un hombre casi desnudo y muerto temblando de frío tendido en el suelo.  Fuertemente conmovido, Martín sacó su espada, cortó su propia capa en dos y le dio una parte para vestir y calentar a ese pobre hombre.  Esa misma noche en un sueño, Martín vio a alguien con su manto.  Sin embargo en su sueño no era el pobre hombre a quien le había dado la capa la noche anterior sino era Jesús.   Este acto de caridad llevó a Martín a su conversión al catolicismo, más tarde al sacerdocio, después a obispo, y después al más generoso de obispos y ahora Santo.  A san Martín de Tours lo honramos cada año el 11 de noviembre.  Jesús nació en ese encuentro entre Martín y el hombre pobre y casi desnudo.  Jesús dijo, "Estaba desnudo y me vestisteis... cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis...(MT. 25).


5.  EN EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA JESÚS NACE.   Una de las cuatro Constituciones Dogmáticas de los documentos del Vaticano II, Sacrosanctum Concilium nos recuerda de las varias "presencias" de Jesús, pero en particular "Su Presencia Real". Entonces, ¿cómo es que Jesús está presente y vuelve a nacer en la oración más grande — el Santo Sacrificio de la Misa?  Dios está presente en la asamblea que ora porque Jesús dice, "Donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy yo en medio de ellos".  Jesús también está presente en el canto.  San Agustín dice: "Quien canta bien reza dos veces."  Aún más, Dios nos habla en su palabra cuando se lee la Biblia en la Misa, pero sobre todo cuando se lee el Evangelio.  Cuando se lee el Evangelio, es verdaderamente Jesús mismo quien nos habla.  Una de las definiciones clásicas para el sacerdote es "alter christus", que significa, "otro Cristo".  Por tal, Dios está presente en el Santo Sacrificio de la Misa a través del ministerio y persona del sacerdote.  Aún más y de suma importancia, Jesús está verdaderamente y substancialmente presente en la Misa en el momento de la Consagración cuando el sacerdote toma el pan y el vino y pronuncia las mismas palabras que Jesús pronunció en la Última Cena, "Tomad y comed este es mi Cuerpo, tomad y bebed esta es mi Sangre.  Haced esto en memoria mía''.  Verdaderamente, ¡es Navidad!  En ese preciso momento de la doble Consagración, Jesús nace.  Se hace presente sacramentalmente y verdaderamente en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.   "¡Venid adoremos!". Por supuesto el seguimiento natural después de la CONSAGRACIÓN es el momento culminante de la SANTA COMUNIÓN.  En este momento Jesús verdaderamente nace en el corazón en gracia de los fieles que lo reciben.   El corazón se transforma en un "Belén" vivo---la palabra ''Belén'' significa "Casa de pan".   Cantando el canto de la Navidad, "O pequeña casa de Belén" nos damos cuenta que nuestro corazón es esa casa que recibe a Jesús en la Santa Comunión.   Jesús el "Pan de Vida" (Jn. 6. El Discurso del Pan Vida) desea nacer en Belén, "La casa de pan" y entrar a nuestros corazones que son "un Belén vivo".   "Venid adoremos a Cristo Señor."  Jesús está verdaderamente presente en la Santa Misa pero especialmente en su "Presencia Real", en el más grande de todos los Sacramentos, la Santa Eucaristía, el Pan de Vida.