¿Por qué Penitencia? ¿Por qué el Ayuno?


Para agradar a Dios no sólo debemos "hacer" lo que es correcto, sino también debemos tener buena intención; en la espiritualidad, se le llama "pureza de intención" o "rectitud de intención''. 
 
San Pablo nos exhorta, "Sea que coman o beban, o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.''  El lema Ignaciano se conoce por la abreviatura: A.M.D.G.-- que significa, hagamos todo para la mayor gloria de Dios.


Santa Faustina Kowalska se esforzaba constantemente por agradar a Jesús, y no a las personas en su alrededor.  Algunos pensaban que sus acciones eran extrañas y le criticaban.  Una de dos, buscamos  "agradar a las personas" o "agradar a Dios".  Elija, y conforme sus acciones según su elección.  Ahora con respecto al ayuno, la oración y la limosna, Jesús repite la advertencia que estas acciones no se deben hacer para ser vistas, alabadas o elogiadas por los hombres, o hechas simplemente por nuestro propio engrandecimiento.  Por el contrario, debemos actuar en secreto, sólo para agradar a Dios, y Él que ve en lo secreto, ¡dará una justa recompensa! (Mt. 6)
Dicho esto, se expondrán razones del por qué debemos tomar en serio nuestra vida ascética, de sacrificio, de negación y autodisciplina, y de que forma esta disciplina puede ser agradable a Dios nuestro Padre celestial. 

 
1.  Imitación de Cristo -- La vida del cristiano debe ser imitar celosamente a Cristo con toda nuestra fuerza de voluntad, hasta el grado de decir como que san Pablo, "Ya no soy yo quien vive, sino Cristo que vive en mí."  Desde luego, la mayoría de nosotros no podríamos ayunar como Jesús en el desierto, por cuarenta días y cuarenta noches, ¡pero sí podemos renunciar a algo con generosidad! 


2. Reparación por nuestros pecados --  Estamos obligados por justicia, a hacer reparación por el daño que hemos hecho por nuestros pecados.  El Papa Juan Pablo II da cinco efectos negativos de nuestro pecado, que son:  El efecto teologal, personal, social, eclesial y cósmico.  San Pablo dice, que el día del juicio, cosecharemos lo que sembramos.  Había un comercial de una compañía Midas que decía, "¡Paga ahora o paga más tarde!"  Es mejor pagar en esta vida con nuestro sacrificio, que en el purgatorio, o peor aun, ¡después que nuestra vida haya terminado! 

 
3.  Reparación por los pecados de nuestra familia -- Estamos conscientes que hay miembros de nuestras familiares que se han alejado de la Iglesia, de Dios y del camino al cielo.  Y aunque no lo reconozcan, ellos sufren; peor aún, su salvación está en peligro. Con el ayuno y la penitencia, podemos rogar a Dios por la conversión, santificación y eterna salvación de las almas de nuestros familiares.  Santo Tomás de Aquino enseña: Una sola alma, vale más que el conjunto de todo el universo creado.  ¡Porque fue redimida por la Sangre Preciosa del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! 


4. Conversión de los pecadores --   En ambas apariciones Marianas aprobadas -- Lourdes, Francia y Fátima, Portugal -- Nuestra Señora insistió en que se hiciera oración pero igual repitió la importancia de hacer sacrificios por la salvación de los pecadores.  En Fátima, Nuestra Señora dijo que muchas almas se pierden porque no hay quien ofrezca sacrificio por ellas.  La visión del infierno del 13 de julio de 1917, impulsó a los niños a que ofrecieran sacrificios a grado heroico por la conversión de los pecadores.
 

 
 
 


 

5.  Solidaridad con los pobres --  Esta noche en todo el mundo, muchos irán a cama sin algo que comer; muchos niños morirán de hambre.  El sufrimiento de tantas personas y naciones que mueren de hambre, es una desvergüenza, sobre todo a las naciones que tienen una sobreabundancia de víveres.  Sentir que el estómago vacío gruñe, puede servir para que nos identifiquemos con millones de nuestros hermanos y hermanas que sufren hambre diariamente.  Esto es "¡solidaridad con los pobres!''
6.  El espíritu vence la carne --  A consecuencia del pecado original, hay una batalla en el interior de cada uno de nosotros.  Santo Tomás le llama concupiscencia; san Pablo le llama la batalla entre la carne y el espíritu.  Una de dos, la carne vencerá al espíritu y lo esclavizará con el pecado o el espíritu vencerá a la carne, abriéndole paso a la verdadera libertad de los hijos e hijas de Dios.  Pero para vencer el lobo dentro de nosotros, se necesita oración, penitencia y ayuno.

7.  Libertad -- Cuando decimos "no" a nuestros deseos---incluso cuando es lícito-- experimentamos verdadera libertad.  Es decir, las cosas no ejercen control sobre nosotros.  Podemos poner un "alto'' a comer simplemente por comer.  Esto es autodominio, y el autodominio produce una verdadera libertad interior.  Jesús dice claramente que el pecado es una forma de esclavitud.  Alcohólicos, drogadictos, los adictos a la pornografía, los adictos al juego--- aunque no lo reconozcan, no tienen libertad, ¡más bien su adicción es una forma moderna de esclavitud!

 

8.   Vencer al diablo --  Después de que Jesús expulsó al demonio de un muchacho, los apóstoles le preguntaron a nuestro Señor, por qué no habían podido ellos expulsar al demonio.  Jesús replicó claramente: "Esos demonios sólo pueden ser expulsados con la oración y el ayuno".  En un exorcismo formal, el exorcista debe orar por la persona poseída, pero igual debe ayunar.  El santo Cura de Ars (san Juan María Vianney) pudo expulsar los demonios de su parroquia, y lograr la conversión de sus feligreses por medio  de ferviente oración y fuerte ayuno.

 

 
9. Crecimiento en la oración --  Santa Teresa de Ávila dijo, que la sensualidad (darle paso a la carne) y la oración, no encajan bien juntos.  La verdadera, auténtica y creciente vida de oración, sin duda abrasará la penitencia o el ayuno.  En el desierto Jesús oró, pero también ayunó y venció al diablo.  La primera novena de la Iglesia fue Pentecostés.  En estos nueve días, los apóstoles en unión con la Santísima Virgen María, oraron y ayunaron.  Y se produjo, un terremoto, un fuego, un viento y la transformación de los Apóstoles en verdaderos soldados de Cristo.

 


10.  Gracias singulares  -- San Ignacio de Loyola nos invita a que enlacemos la penitencia a la oración, especialmente si estamos necesitados de aluna gracia especial.  En la sexta regla de discernimiento, san Ignacio nos sugiere cuatro prácticas para superar el estado de desolación, y son: la oración, la meditación, el examen de conciencia y una forma conveniente de penitencia …. (Sexta regla de discernimiento de espíritus, San Ignacio de Loyola).
 
En Resumen, en la moderna, sensual, materialista, hedonista y consumista sociedad americana, es algo ajeno practicar penitencia y ayuno.  Es como si se estuviese hablando un idioma raro y desconocido.  Sin embargo, la Biblia al igual que los santos (los grandes héroes de Dios) fomentan esta práctica.  Por consiguiente, por qué no, en imitación de Cristo, emprende alguna forma de penitencia y ayuno, consúltelo con su confesor o director espiritual.  ¡Hágalo en reparación por el pecado, para pedir por la conversión de los pecadores y para experimentar la libertad de los hijos e hijas de Dios!