Vivir la Cuaresma al Máximo - ¡La penitencia! Segunda Parte (en una serie de tres)

¡La penitencia!  La segunda práctica que debemos emprender generosamente esta Cuaresma, ¡es la penitencia!  Cuando se une la penitencia a la oración, se produce un poderoso guerrero de oración.

 
Recuerde cuando en la cima de la montaña, con vistas a la batalla entre los judíos y los Amalecitas, Moisés elevó sus brazos en oración.  Cuando dejaba caer sus brazos, los judíos perdían la batalla; pero cuando Moises elevaba sus brazos hacia el cielo, ¡los judíos resultaban victoriosos con su capitán Josué!  Moisés hizo dos cosas, oró y sacrificó su comodidad.  Aunque él necesitó ayuda para mantener sus brazos en alto, fue un sacrificio generoso.  Su sacrificio resultó en la victoria de los israelitas sobre sus enemigos.

Sucede a menudo, que nuestra oración es de poca fuerza, débil, insípida, anémica y sin ningún efecto en nuestra vida, así como en la vida de otros.  Una de las razones de esta debilidad e ineficacia en la vida de oración, es la falta de generosidad en la esfera de la penitencia.

Nuestra Señora de Fatima insistió en oración, especialmente el Santo Rosario, pero también el sacrificio es importante -- sacrificio es otra forma de decir penitencia.
 
Jesús mismo dijo, que si alguien quiere ser su discípulo, tendrá que renunciar a sí mismo, tomar su cruz, y seguirlo.  Igual pasó una vez, después de la Transfiguración, cuando Jesús resolvió una situación tensa, los apóstoles le preguntaron por qué no habían podido ellos expulsar el espíritu maligno.  Jesús les respondió, que algunos demonios sólo pueden ser expulsados con la oración y la penitencia (el ayuno).

El ejemplo de Jesús -- Jesús no sólo predicó la importancia de la penitencia y el ayuno, sino también lo vivió.  Jesús pasó cuarenta días y cuarenta noches en el desierto, orando y ayunando.  Fortalecido en el espíritu, con la oración y el ayuno, ¡Jesús venció fácilmente al diablo y sus artimañas!

Por consiguiente, igual que en el escrito sobre la oración, se presentarán cinco sugerencias concretas para vivir este llamado a la penitencia, ¡para así vivir la Cuaresma y ganar muchos frutos!

 Formas de penitencia:  ¡Decir ''no'' a si mismo para así decir ''sí'' a Jesús!
 

1.  Ayunar del enemigo mortal número uno:  El pecado!     Primeramente y ante todo, en nuestra vida espiritual, debemos hacer un esfuerzo decidido y debemos tener una determinada determinación de renunciar al pecado.  Entre los santos hay muchas  diferencias, por ejemplo: edad, talentos, temperamento, habilidades, cultura e idioma.  Sin embargo, todos tienen una cosa en común: rechazan, con una firme determinación, y de forma total, el pecado.  El lema de santo Domingo Sávio era, "Morir antes que pecar."  La virgen-mártir Sta. María Goretti vivió verdaderamente este lema, prefirió morir por 13 puñaladas, que pecar.  Estos son nuestros modelos y ejemplos -- ¡los santos!
 
2.  Custodiar los sentidos --- ¡Empezando con los ojos!  El proverbio suena verdad, "¡Los ojos son el espejo del alma!"  Recordemos al rey David!  En forma espiral decreciente, avanzó su depravación moral -- el adulterio, el asesinato y su negación de su evidente culpa -- todo comenzó cuando dejó que sus ojos vagaran y se fijaran en una hermosa mujer llamada "Betsabé".  Un sinnúmero de escritores espirituales nos recuerdan una y otra vez, que guardemos custodia de los ojos.  Siga esta dinámica por favor.  Lo que los ojos ven, se filtra a la mente; de la mente al corazón; y del corazón pasan a expresarse en la vida como actos o hechos concretos.  Es decir, "¡El pensamiento engendra el hecho!" (otro aforismo digno de mencionar)   Esta Cuaresma, ¿por qué fijarse como meta, "ejercer control sobre los ojos".  Fijemos nuestros ojos en todo que sea agradable a Dios, y vivamos la Bienaventuranza: "Dichosos los limpios de corazón porque verán a Dios". (Mt 5:8)
 


3.  Que la lengua abstenga --- ¡Cuidado con lo que diga! --   Comience por leer el Libro de Santiago, capítulo 3.  Es uno de los mejores capítulos de la Biblia sobre los pecados de la lengua.  Santiago nos advierte, que debemos ser lentos para hablar y prontos para escuchar.  También nos recuerda que con la misma lengua que alabamos a Dios, ¡maldecimos a nuestro prójimo!  ¡Esto claramente no debe ser!  El Doctor Franciscano de la Iglesia - contemporáneo de Sto. Tomás de Aquino - lo expresó con estas palabras claras: "¡Debemos abrir la boca para alabar a Dios, acusarnos a nosotros mismos y para edificar a nuestro prójimo!"   Escojamos esto como nuestro lema esta Cuaresma y ¡primeramente para el resto de nuestra vida!
 
4. ¡Domar el paladar! --  El Miércoles de Ceniza y Viernes Santo son días de ayuno obligatorio. Sin embargo, ¡toda la temporada de Cuaresma es tiempo penitencial! ¡Escudriñe sus hábitos alimenticios!  Si tiende a comer en exceso, entonces la Cuaresma es tiempo preciso para frenar y vencer al "goloso" que tiene por dentro!  A consecuencia del pecado original, la gula es una tendencia dominante.  Esto significa, que muchos tendemos a comer excesivamente, demasiado rápido y a menudo comer alimentos que nos gustan pero que no son buenos para nuestra salud.  Recuerde también, que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, y es menester mantenerlo fuerte para el servicio de Dios y la salvación de las almas.  Los atletas frenan sus impulsos, sacrifican y dominan sus tendencias para alcanzar la victoria en un plano meramente humano.  Nosotros somos atletas y soldados de Cristo, luchando por alcanzar el premio de la vida eterna. ¡Emprendamos la batalla y conquistemos nuestra gula y así alcanzaremos y experimentaremos la verdadera libertad de los hijos e hijas de Dios.
 


5. Obligaciones diarias hechas con pureza de intención y perfección: --  Una vez, Lucia le preguntó a nuestra Señora de Fátima, ¿qué penitencia es más agradable a Dios?  Nuestra Señora le respondió, que ofreciera todo como sacrificio, pero que empezara por esforzarse en hacer sus deberes cotidianos, sus obligaciones diarias de su estado de vida, con mayor perfección.  La santidad depende de ello.  La clave de la santidad de santa Teresita de Lisieux, no era en hacer grandes cosas, sino en hacer "las cosas ordinarias con extraordinario amor."  ¡Ahí está!  ¡El secreto de la santidad!  Por lo tanto, en la Cuaresma, tal vez no tiene que agregar más cosas a su horario, sino lleve a cabo sus obligaciones diarias -- como madre y esposa, esposo y trabajador, hijo y estudiante --- con mayor pureza de intención y mayor eficiencia.  No olvide, Dios ve el corazón de cada persona, y le recompensará según lo que ha dado.  San Pablo nos recuerda con la mayor claridad: "¡Lo que sembremos en este mundo, es lo que cosecharemos en la eternidad!"
Conclusión --  Con esto concluye la segunda parte, en una serie de tres, sobre cómo "Vivir la Cuaresma para lograr abundantes frutos."  La oración es de suma importancia para llegar a una profunda vida espiritual.  Sin embargo, la oración debe caminar mano a mano con la "penitencia".  Tenga presente las palabras de uno de las grandes santas modernas, la Beata Madre Teresa de Calcuta, "¡Hay que dar hasta que duela!"  Como ejemplo supremo y sublime, levantemos los ojos y contemplemos el amor de Jesús, colgado en una cruz, ¡y que murió por amor por ti y amor a mí! 


He encontrado la paradoja -

Si amas hasta que duela,

no puede haber más dolor,

sólo más amor.    ~ Madre Teresa