FORMAR LA CONCIENCIA.



CONCIENCIA. Dios ha dado a cada persona una conciencia, una conciencia que debemos formar, cultivar y seguir, pero sólo cuando la hemos formado debidamente.

De no hacerlo, sería una conciencia mal formada.  Pero tener una conciencia recta, requiere de mucho cuidado y esfuerzo. 


¿QUÉ ES UNA CONCIENCIA MAL FORMADA?


1.  CONCIENCIA LAXA.  Este tipo de conciencia solamente se estremece con los pecados más atroces, como lo son matar, el adulterio o un ataque terrorista.  Una conciencia laxa reconoce y admite que estos actos son malévolos, per otros pecados los ve como la cosa más normal.

2.  CONCIENCIA SUPRIMIDA.  Esta es una conciencia que vive en la negación, el auto engano, es una onciencia que justifica el pecado.  El rey David cometió adulterio con Betsabé, pero peor que el adulterio, mató a un hombre inocente.  Leemos en las sagradas Escrituras, que David se fue a descansar y estaba en paz.  David estaba en paz hasta que Dios en su bondad, manda al profeta Natán, y por medio de una parábola, traspasa las barreras de su razonamiento, y libera esa consciencia suprimida.  Sucede que después que pecamos, el diablo trata de adormecer nuestra conciencia, pero Dios como el lebrel del cielo (Lebrel del cielo, de Francis Thompson), inquieta nuestra conciencia para conducirnos hacia la luz de la Verdad.

3.  CONCIENCIA DEFORME.  Quien no ha escuchado la Palabra de Dios, o leído la Biblia, o escuchado un sermón, o hablado con un sacerdote o religioso, tiene sólo una formación moral secular, mundana o pagana, una conciencia que se ha deformado.

4.  CONCIENCIA DUDOSA.  En el torbellino del los acontecimientos de la vida, en ocasiones surgen situaciones en donde no sabemos que decisión tomar.  No sabemos lo que es bueno y lo que es malo, ¡no sabemos que hacer!  La verdad existe, pero la desconocemos.  Qué deberíamos hacer en ésta circunstancia.  ¿Acaso deberíamos simplemente tomar una decisión?  ¡Claro que no!  Si actuamos, podríamos estar ofendiendo a Dios con una decisión moralmente equivocada!  Lo más prudente y recomendable es buscar alguien que nos ayude a discernir cual es el camino recto, noble y verdadero.  Se podría consultar con un sacerdote o director espiritual, o quizás consultar a un amigo que tenga buen juicio, o un manual de teología moral.



5.  CONCIENCIA ESCRUPULOSA.  Esta es una conciencia enferma.  La persona que sufre de este tipo de conciencia, lo ve todo como pecado, y sufre una crisis perpetua de  remordimiento.  La persona escrupulosa está ciega a lo que objetivamente es pecado.  La teología espiritual presenta un remedio seguro.  La persona debe buscar un buen director espiritual, o un buen confesor, un confesor paciente, y debe dejarse guiar por esta autoridad competente.  Tanto santa Teresita de Lisieux como san Maximiliano Kolbe pasaron por una etapa de escrupulosidad.

6.  CONCIENCIA MUERTA O CAUTERIZADA.  Dios nos ha dado libre albedrío, somos libres de sofocar los remordimientos de conciencia, pero si lo hacemos, acabaremos por matar la conciencia.  Uno de los mejores ejemplos bíblicos es el relato del FARAÓN, a quien en los tiempos de Moises, Dios le manda una serie de plagas.  Dios llamó al corazón del faraón con diversas formas de penas y tribulaciones.  Con obstinación, resistencia y soberbia, el faraón tenazmente luchó y resistió a Dios, cuando resistió a Moisés y las plagas.  Igual podemos poner resistencia a las invitaciones de gracia de Dios, pero acabaremos matando nuestra conciencia, y aunque físicamente vivos, nuestra conciencia estará muerta.

7.  CONCIENCIA MAL INFORMADA.  En la vida, siempre habrá alguien quien nos de mal consejo respecto alguna cuestión moral.  Y por ignorancia, seguimos el consejo.  Pero una vez conscientes de nuestro error, nos incumbe rechazar esa postura errónea, corregir el error y caminar a la luz de la verdad.  Tanto jóvenes como adultos, deben escoger sus amigos y conocidos con cuidado.

8.  REMORDIMIENTO DE CONCIENCIA.  Simple y sencillamente, esta es una conciencia que no está en paz.  La razón es obvia:  la persona ha cometido un pecado y el remordimiento le invade.



9.  CONCIENCIA SANA.  Se ha dado una descripción de distintas conciencias malsanas.  ¿Cómo es que podemos formar una sana conciencia?  Para empezar,  moralmente estamos obligados de esforzarnos por formar nuestra conciencia sanamente.  Porque de lo contrario, caemos en pecado de omisión al dejar de hacer lo que deberíamos hacer.  Una conciencia sana es una conciencia bien formada, que responde debidamente a buenas acciones como a las malas, el pecado.  Una persona con una conciencia sana, tiene remordimiento de conciencia después de haber cometido un pecado.  Después de haber pecado, pasa por un periodo de tristeza, coraje, confusión y desorientación.  Todas son síntomas de una conciencia sana.  Igualmente, cuando la persona obra bien, cuando hace algo que agrada a Dios, ¡el Espíritu Santo le colma de una paz y consuelo que sobrepasa toda aspiración natural!

10.  CONCIENCIA DELICADA.  Sería negligencia de nuestra parte, si no mencionamos brevemente otro tipo de conciencia, la más fina de las conciencias, que llamamos, una conciencia delicada.  ¡Esta es la conciencia de los santos!  Todos deberíamos aspirar por alcanzar esta nobleza de conciencia.  ¿Como se manifiesta una conciencia delicada?  Una conciencia delicada detecta todo:  el pecado grave, le pecado venial, inspiraciones del Espíritu Santo y sabe cuando no a respondido a ellas.  En verdad, todos deberíamos esforzarnos, con la ayuda de Dios, por alcanzar esta conciencia de los santos!