¡HABLAR CON LA VERDAD EN TODO MOMENTO Y EN TODO LUGAR!



La clave para vivir nuestra fe plenamente, Jesús nos dice, es ser fiel en las cosas pequeñas.  ''El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho.'' (Lc 16,10)

Este corto ensayo propone señalar cosas pequeñas en las que podemos estar faltando.  ¿Por qué justificamos nuestras faltas, incluso nuestras pequeñas mentiras?  ¿Por qué?  Muchos no lo piensan dos veces cuando esquivan su responsabilidad o cortan esquinas con engaños o incluso mentiras.  Jesús le da muchos nombres al diablo, uno de ellos es ''padre de la mentira''.



Veamos nuestro corazón, saquemos todo lo que no es bueno, para quedarnos sólo con palabras y acciones que agradan a Jesús, porque sólo así podemos ser verdaderos seguidores de Cristo.  Porque cristiano es aquel que sigue a Cristo.  San Pablo dice que somos ''embajadores de Cristo''.


MENTIRAS PIADOSAS.  En ingles se dice ''una mentira blanca''.  Hay una tira cómica de Charlie Brown en donde el personaje Carlitos está hablando con Lucy sobre la mentira.  Carlitos le responde:  ''Lucy, sólo es una mentira blanca!''  Y Lucy rápidamente le responde:  ''Carlitos, yo no sabía que las mentiras son a colores!''  Con qué frecuencia pasa, que el teléfono suena, el niño contesta, piden hablar con la mamá, y la mamá dice: ''dile a tu tía que no estoy.''  Esto es tan común.   Veamos esto desde la óptica de Dios.  Veamos tambien el daño que causamos cuando no lo pensamos dos veces y lo hacemos sin escrúpulos!


Primeramente, los padres dañan moralmente a sus niños.  Los padres de familia deben ser los primeros educadores.  En vez de enseñarles a ser honestos, se les está enseñando a mentir y ser deshonestos.  Papás, no les sorprenda que el día de mañana el niño sea mentiroso.

Segundo, la mamá o el papá que miente se hace daño a si mismo.  Es pecado mentir, va contra el octavo mandamiento:  ''No dirás falso testimonio ni mentirás''.  El pecado en todo tamaño y color, siempre hiere, ¡tanto al pecador como a otros!  El beato Papa Juan Pablo II dice que el pecado es ''suicidio moral''.  Lo que el veneno hace al cuerpo, el pecado hace al alma.



 
Tercero, ¿a quién más se daña?  Daña a la persona a quien se le mintió.  Tarde o temprano toda mentira sale a la luz.  Jesús dice, lo que está oculto saldrá a la luz, sino en esta vida, el día del juicio seremos juzgados sobre cada palabra que sale de nuestra boca, ¡tendremos que rendir cuentas!  Para que reine la harmonía, la paz y la honestidad, tenemos que dejar atrás las mentiras.

Cuarto, frustramos la finalidad del discurso.  Todo en la creación de Dios tiene su finalidad.  Un ave vuela, los peses llenan el mar y nadan.  El hombre fue creado para conocer a Dios, amar a Dios, servir a Dios en esta vida e ir al cielo y estar con Él por toda la eternidad.  La finalidad del discurso es para comunicar la verdad con amor!  Llegará el día que nadie cree en nadie, porque somos una ''cultura de mentiras''.

Quinto, ¡el diablo se alegra!  Jesús hace esta fuerte declaración ''el diablo es un mentiroso desde el principio.  Él es padre de la mentira.''  Lo vemos cuando el diablo le miente a Eva y la seduce para que coma del fruto prohibido.  En una ocasión un pastor protestante predicaba fuertemente contra las mentiras y dijo:  ''Jesús llamó al diablo el padre de la mentira.  Si mentimos, el diablo es nuestro padre y somos hijos del diablo''.  ¡Palabras fuertes!  La próxima, ¡lo pensaremos dos veces antes de decir una mentira piadosa!


Sexto, ¡lastimamos a Dios!  El Papa Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Reconciliación y Penitencia, dice que el pecado tiene cinco consecuencias:  teologal, social, personal, eclesial y cósmica.  Primeramente, teologal significa que herimos a Dios.  El Catecismo de Baltimore nos presenta de forma gráfica lo que es el pecado, vemos un joven clavando a Jesús en la cruz con un martillo y clavo en mano.  En su camiseta esta escrita la palabra ''sin'', que significa ''pecado''.  ¡Un dibujo vale más de mil palabras!

Cuando sucumbimos y mentimos, herimos a Dios.  Jesús nos dice, ''Yo soy el Camino, la VERDAD y la Vida''.  El venerable arzobispo nos presenta una definición más personal de lo que es el pecado:  ''Pecar es herir a quien amamos.''

¿Qué hará usted la próxima vez que suene el teléfono, su niño conteste, la llamada es para usted y no puede atender la llamada?  Sea honesto, ¡hable con la verdad!  Lo correcto es decir: ''Por favor dile que estoy muy ocupado, trataré de llamarle más tarde!''  ¡Muy bien dicho!  Esta respuesta es sincera, honesta y amable.  Y a la vez usted mamá y papá le está enseñando a su hijo que sea honesto.

Jesús dijo que vino a liberar a los cautivos.  Mentir es esclavitud.  Hablar con la verdad nos da la libertad de los hijos e hijas de Dios. 

Claro, mentir cuando suena el teléfono es una pequeña mentira, un pecado venial.  Pero tengamos presente las palabras de Jesucristo nuestro Salvador y Redentor.  ''Quien es fiel en lo pequeño, será fiel en lo grande.''  ¡Empecemos hoy!  Hagamos todo bajo la mirada amorosa de Jesús, José y María.