PECADO DE OMISIÓN. DEJAR DE HACER LO QUE DEBERÍAMOS HACER.



En cada Misa celebrada por un sacerdote católico, después del saludo inicial, el sacerdote dirige al pueblo a un examen de consciencia.  En ese momento, todos, incluyendo el sacerdote, deben entrar en su corazón, reconocer sus pecados y reconocer públicamente ser pecador.

La Liturgia nos ofrece distintas expresiones penitenciales.  La más conocida es ''el Confiteor'' que fue compuesta por quien fue gran pecador antes de su conversión, el gran san Agustín.

El confiteor nos dirige a profundizar en cuatro formas en que podemos pecar y ofender a Dios:  ''.... he pecado mucho de PENSAMIENTO, PALABRA, OBRA Y OMISIÓN''.  Los malos pensamientos no rechazados pueden llegar a ser pecado; mentir es obrar contra la verdad y es pecado; robar es pecado.  Y por último pecamos por omisión.
 

¿Qué es pecar por omisión?  Es dejar de hacer aquello que nuestro estado de vida exige de nosotros.  Pecamos por omisión ¡cuando somos negligentes, cuando desatendemos nuestras responsabilidades, cuando cortamos esquinas, cuando hacemos algo mal hecho sólo por ahorrar tiempo o cuando nos dejamos llevar por la pereza!

Cuando la conciencia no ha sido debidamente formada la persona ignora los pecados de omisión.  El Papa Pío XII describe este estado de conciencia con estas palabras:  ''El pecado del siglo es la pérdida del sentido del pecado.''  Cuántas personas, que se dicen católicas, rehusan acercarse al confesionario diciendo: ''No necesito ir a confesarme, ¡no he pecado!''   

¡ERROR GRAVÍSIMO!  Sólo Jesús, el Hijo de Dios y María su Inmaculada Madre pueden hacer esta aserción de estar libres de pecado desde el momento de su concepción hasta su muerte.  Pero cuanto concierne a toda la humanidad, todos nacimos con la mancha del pecado original, tenemos una inclinación al pecado y muchas veces no ponemos resistencia a las tentaciones y caemos en pecado.  En las sagradas Escrituras leemos: ''Siete veces cae el justo.''  San Juan en una de sus cartas reitera lo mismo ''Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros.''  ¡Cuán directas sus palabras!

El nombre propio de Jesús, expresa su identidad y su misión, ''Jesús'' significa Dios salva.  ¿Y de qué vino Jesús a salvarnos?  ¡DEL PECADO!  ¡Jesús nació, vivió, sufrió, murió y resucitó para salvarnos del pecado, salvarnos del diablo y de la condenación eterna!

Entonces, ¿cuáles son algunas formas en que podemos estar cometiendo pecados de omisión? Veamos el primer sacramento.
¡Cuán doloroso es la espina del la INDIFERENCIA que traspasa el Sacratísimo Corazón de Jesús!  El último libro de la Biblia, el libro de Apocalipsis, nos describe con viva imagen cómo ve Dios ésta indiferencia.  ''Puesto que eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.''  ¡Palabras fuertes!  En el mundo moderno, especialmente entre católicos, Jesús es olvidado, ignorado y ¡poco apreciado!

Jesús dijo: "He venido a prender fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!''  Un enamorado se apasiona por amor humano.  Un millonario se gasta por enriquecerse.  Un atleta entrena hasta desgastarse.  ¡Y nosotros los católicos!  ¡Nosotros quien estamos llamados a seguir a Cristo en el camino de santidad!  ¡Aprendamos del ejemplo de aquellos que buscan sólo alguna gloria temporal!

SACRAMENTOS.  Empecemos con el primer sacramento que es la puerta de entrada a la iglesia, ¡el sacramento del Bautismo!

OBSERVACIONES Y COMENTARIOS SOBRE ESTE SACRAMENTO.  Un gran número de padres de familia que hoy en día llegan a la iglesia para bautizar a sus hijos, son negligentes de las siguientes formas.

1.  NO ESTÁN CASADOS.  Una gran mayoría de padres que vienen a la iglesia para bautizar a sus hijos no están casados por la Iglesia católica.  ¿Cómo es posible enseñar a los hijos la fe católica, cuando se ha escogido de forma deliberada vivir en pecado, vivir en unión libre?  Aún si conociesen su fe mejor que santo Tomás de Aquino, su forma de vivir contradice la fe que profesan con los labios.  En Argentina dicen: ''Escribir con la mano y borrar con el codo.''  ¡Hipocresía!  ¿Cómo es posible enseñar la fe con palabras cuando los hechos dicen lo contrario?



2.  FALTAR A MISA.  Pero las cosas no se quedan ahí, no sólo no se casan, sino que no hacen ni el más mínimo esfuerzo de asistir a la Misa dominical.  Es cierto que el que vive en unión libre no pueden recibir la Santa Comunión, pero deberían ir a Misa los domingos y los días de precepto. 

3.   MEJOR TARDE QUE NUNCA.  En cuanto a la recepción del sacramento del Bautizo, más del noventa y nueve por ciento de personas postergan el bautizo.  Es el deseo de la Iglesia, que todo niño sea bautizado en las primeras semanas de vida, antes que pase un mes.  En muchas de nuestras parroquias, los padres traen a bautizar a sus hijos que tienen entre tres meses a cinco años de edad!  Jesús dijo: ''Dejad que los niños venga a mí.''  Demorar el bautizo del niño sin razón válida, podría ser pecado grave.  Jesús dijo a Nicodemo: "Te aseguro que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.''  Palabras muy serias de nuestro Salvador.  Cuando los padres demoran o le niegan el bautizo a su hijo, le están negando las siguientes gracias y bendiciones:  Ser hijo del Padre Celestial, ser hermano de Jesucristo, amigo del Espíritu Santo, le privan que se borre el Pecado Original, le privan de las tres virtudes teologales, le privan de las cuatro virtudes morales, le privan de los siete dones del Espíritu Santo, le privan de gracias actuales e inspiraciones y le privan de ser liberado del espíritu maligno.  El niño/niña pierde todo esto por la dejadez, flojera, indiferencia de sus padres que actúan en desobediencia a la enseñanza de la Iglesia.  El Papa Benedicto XVI nació en un Sábado Santo en Alemania en 1927 y fue bautizado esa misma noche en la Vigilia Pascual.  ¡Él fue el primero en ser bautizado!  ¡Qué ejemplo tan maravilloso!


LLAMADO URGENTE:  ¡CATEQUESIS PARA ADULTOS!





Después de haber trabajado a nivel parroquial por más de 25 años, he hecho estas observaciones.  Hay una necesidad urgente de evangelización, de educación, de una formación continua y permanente a nivel de educación para adultos. 

Los niños reciben catecismo para hacer su Primera Comunión.  Los jóvenes igual reciben catequesis en preparación para recibir el sacramento de Confirmación, los de edad avanzada reciben la Unción de los enfermos.  Pero hay otro clase completa de personas que ignoramos, ¡los ADULTOS!!!

Desafortunadamente, después de las clases de formación para la Primera Comunión y Confirmación, no se da más formación doctrinal a los adultos.  ¡Esto debe cambiar!



¡PROPONGO!  Se deberían dar clases de formación de doctrina solida y contenido moral a los padres de familia que inscriben a sus hijos para recibir la Primera Comunión y Confirmación.  Pidamos a Dios por nuestras parroquias, para que ofrezcan, o más bien exijan que los padres de familia se formen en su fe católica, para que así puedan acompañar a sus hijos quien se preparan para recibir sus sacramentos.

Muchos padres de familia no saben o quizás se les ha olvidado que ellos son los principales educadores de sus hijos.  Los sacerdotes, monjas, los catequistas pueden ayudar en la formación de los niños y adolescentes, pero la responsabilidad principal es de los padres.  Es responsabilidad de los padres enseñar a sus hijos a amar a Dios, educarlos en la fe y enseñarles el camino al cielo.  ¡Los padres de familia son los primeros educadores!


Pidamos a Dios misericordia por nuestra negligencia, nuestras fayas, nuestra pereza y nuestros pecados de omisión.  Propongámonos de hoy en adelante ser ese faro de luz que dirige a nuestros niños a Jesús.