JESÚS ES EL MOTIVO DE LA NAVIDAD


Todos de compras hasta que el cuerpo aguante.  Todos quieren comprar y poseer más.  Todos de prisa para aprovechar las ofertas y descuentos.  Todos entran en estampida a las tiendas y se enfocan más en las cosas que en las personas.  Todos pensando en las fiestas, la comida, la bebida y los placeres. Lamentablemente, ésta es la forma en que muchos se preparan para la Navidad.  Es más, en muchos lugares se prohibe decir la palabra ''Navidad''.



El mundo moderno ha arrasado de costa a costa con el verdadero significado de la Navidad.  La Navidad se ha convertido en un evento meramente secular y en un día de fiesta pagano.

Para contrarrestar este movimiento pagano y materialista, y deseando animarlos a vivir el verdadero espíritu Navideño, presento aquí cinco puntos de reflexion.  

María y José en camino a Belen.
1.  JESÚS ES LA VERDADERA RAZÓN DE LA NAVIDAD.  El enfoque total del Adviento y de la solemnidad de la Navidad, es una PERSONA.  Y esa persona es Cristo Jesús, Nuestro Señor y Salvador.  Jesús es el verdadero motivo de toda esta temporada.  Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo y nació de la Virgen María en un humilde establo en Belén.  El nombre de Jesús significa Salvador.  Jesús se encarnó para abrirnos las puertas del cielo, para salvarnos de la esclavitud del pecado, para salvarnos del diablo y de la condenación eterna.  Esta Navidad, contemplemos la Persona de Jesús y el motivo de su llegada.  Que nuestros corazones se desborden con alabanzas y gracias.  San Ignacio de Loyola hace hincapié que todo lo que hizo Jesús no sólo lo hizo por la humanidad sino en forma personal y particular lo hizo por mí.  Jesús nació, sufrió, murió y resucitó de entre los muertos por mi, como si yo fuese la única persona en el mundo.  ¡Cuán importante soy para Dios!  ¡Cuán grande e importante debería ser el nacimiento de Jesús y la Navidad en mi vida!


Belén significa Pan de Vida -- ¡Jesús es el Pan de Vida!
2.  LA NAVIDAD --  La palabra ''Christmas'' en inglés significa Navidad pero literalmente es ''la Misa de Cristo''.   El gesto más grande que podemos hacer y ofrecer a Jesús es asistir al Santo Sacrificio de la Misa.  Podemos ofrecérselo a Jesús como regalo.  Así estaremos viviendo una Navidad plena.  En el momento de la consagración, cuando el sacerdote pronuncia las palabras -- ''Éste es Mi Cuerpo... ésta es Mi Sangre... Haced esto en conmemoración mía'' -- Jesús verdaderamente nace en sus manos.  Y cuando recibimos a Jesús en la Sagrada Comunión, Jesús verdaderamente nace en nuestro corazón.  La palabra ''Belén'' significa ''Casa de Pan''.  Al comulgar, nuestro corazón se convierte en ''casa de pan''.  Siendo ésta la realidad, si asistimos diariamente a la Santa Misa y comulgamos, ¡vivimos la Navidad todos los días!

3.  ''¡ALÉGRENSE EN EL SEÑOR!''  ¡La Navidad es tiempo de alegría!  Pero la verdadera alegría no se alcanza poseyendo cosas creadas sino acercándonos al Creador de todo lo creado. El tercer domingo de Adviento tiene un nombre específico: Domingo de Gaudate.  Recibe ese nombre por la primera palabra en latín de la antífona de entrada, que dice: ''Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres.  El Señor está cerca.''  La antífona está tomada de la carta paulina a los filipenses (Flp 4, 4-5).  

Con el dinero se compra el placer, porque el placer depende de un estímulo exterior o de circunstancias externas.  Pero el gozo no se compra con dinero. El gozo es don y fruto del Espíritu Santo, y el Espíritu Santo lo da libremente a quién abre el corazón a Él.  Entre los dones del Espíritu Santo están el gozo, la paz, la paciencia y la castidad.  Que esta Navidad nuestros corazones desborden de gozo, pero una alegría fundada en una convicción firme en el amor de Dios por nosotros en la Encarnación de su Hijo Jesucristo.


Dios se revela al profeta Elías en el silencio.
4.  EL SILENCIO Y LA ORACIÓN. El bullicio de los días festivos fácilmente puede aturdirnos, llamémosle ''contaminación por emisión de ruidos''.  Pero para poder entrar en contacto con Dios, el silencio es indispensable.  Veamos el encuentro entre el profeta Elías y Dios en la montaña.  Este gran profeta no escuchó la voz de Dios en la tormenta, ni en el trueno, ni en el terremoto.  Escuchó la voz de Dios en la suave brisa, en el dulce susurro.  Igual Samuel, al escuchar la voz de Dios en el templo respondió: ''Habla Señor que tu siervo escucha.''  El papa Benedicto XVI en una visita a Nueva York dijo a los seminaristas que es difícil escuchar la voz de Dios por el bombardeo de sonidos.  ¡Entonemos entonces en nuestro corazón un hermoso cántico navideño ''Noche de paz''!  ¡Alberguemos en nuestro corazón el silencio de Belen para adorar así al NIÑO JESÚS!  ''Venid adoremos, venid adoremos, venid adoremos a Cristo Jesús.''


5.  LOS HOMBRES SABIOS (COMO LOS SABIOS DEL ORIENTE) ENCUENTRAN A JESÚS EN BRAZOS DE MARÍA. Tengo una calcomanía en mi carro que lee: ''Los hombres sabios siguen encontrando a Jesús en brazos de María.''  La Navidad sería incompleta si ignoramos la persona y presencia de María, la Madre de Jesús.  En verdad toda la temporada de Adviento esta imbuida de un espíritu Mariano.  El 8 de diciembre la Iglesia celebra la Inmaculada Concepción, la patrona de Estados Unidos de Norte America.  ''O María concebida sin pecado original, rogad por nosotros que recurrimos a vos.''  Cuatro días después, el 12 de diciembre, la Iglesia celebra a Nuestra Señora de Guadalupe a quien el beato papa Juan Pablo II proclamó Patrona de las Américas.  La Navidad es el nacimiento de Jesús quien nació de la Santísima Virgen María.  Dios concedió a María cuatro privilegios:  su Inmaculada Concepción, su Virginidad Perpetua, su Asunción a los cielos en cuerpo y alma y su Maternidad Divina.  Y el más grande de estos privilegios Marianos, que también es un dogma de fe es su Maternidad Divina.  Esto significa que María fue escogida por Dios para ser Madre de Dios.  Cada vez que rezamos el ''Ave María'' con amor, fe y devoción, honramos este privilegio - ''Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.  Amén''  ¡Que Nuestra Señora, Madre de Dios, Madre de la Iglesia y Madre nuestra nos alcance la más santa Navidad de nuestra vida, llena de gozo y paz!  ¡Les deseo una SANTA NAVIDAD!