JESÚS EL AMIGO QUE NUNCA FALLA.


En 1986 poco después de recibir el orden sacerdotal de manos de san Juan Pablo II, llegué a Buenos Aires Argentina y contemplaba una imagen del Sagrado Corazón, con llamas de fuego que radiaban de Su corazón.  En ese momento lo que más me cautivó eran las palabras que estaban escritas en la parte inferior.  Estas palabras eran el lema de mi vida como católico, sacerdote religioso y como discípulo de Cristo.  Decía: Jesús el Amigo que nunca falla.


Los nombres y títulos cristológicos de Jesús son muchos:  El Buen Pastor, el Pan de Vida, el Camino, la Verdad y la Vida, el Alfa y Omega, el Señor, Dios, Salvador, Redentor, Cordero de Dios, Hijo del Hombre y Hijo de Dios.  Cuando se expone cada uno como un precioso diamante al sol, por proceso de refracción divisamos un rayo de su grandeza, su majestad y su hermosura.

Pero hay otro titulo cristológico que por años me ha cautivado y creo que también llamará a su corazón:  JESÚS MI AMIGO.

El Jueves Santo, Jesús celebraba la Última Cena en el cenáculo con sus Apóstoles y estaba por dar a la humanidad los dos más grandes dones– el Sacramento del orden sacerdotal y la Santísima Eucaristía.  Esa misma noche, Jesús llamó a sus Apóstoles y a nosotros por este nombre especial e intrañable: ¡les llamó AMIGOS!  Jesús en ese gran momento de su vida antes de ser crucificado, nos llamó AMIGOS.

En nuestra fe católica, hay reglas, preceptos, mandamientos, prohibiciones y decretos, eso no lo podemos negar.  Los Diez Mandamientos son parte integral del depósito de fe.  Sin embargo, si la limitamos y pensamos que nuestra fe no es nada más que una seria de prohibiciones, reglas y preceptos o mandatos que a fuerzas tenemos que seguir, entonces no hemos entendido nada.  Los mandamientos son importantes pero hay algo más importante.
  



El catolicismo es un ENAMORAMIENTO.  Es una relación íntima, dinámica y creciente  con last res Divinas Personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

La segunda Persona de la Santísima Trinidad es Jesús, el Hijo de Dios que se hizo hombre.  Jesús vino para salvarnos.  Pero Jesús también vino para establecer una profunda, dinámica y permanente amistad con nosotros.

La Biblia dice que encontrar un verdadero amigo es encontrar un Tesoro.  Podriamos incluso decir que es la perla de precio infinito que deberíamos dejar todo por adquirirla.  Tener una amistad con Jesús supera cualquier otra  amistad que pudiéramos tener en el mundo. Como leemos en la imagen del Sagrado Corazón, Jesús es el Amigo que nunca falla, ni ahora ni en la eternidad.  Los amigos que podamos tener quizás nos puedan fallar.  Nosotros también le fallamos a Jesús.  Pero Jesús nunca nos fallará.

Como punto de motivación, esforcemonos energicamente por observar los Diez Mandamientos.  Porque asi cultivaremos una amistad dinámica y creciente con Jesús.


El venerable arzobispo Fulton J. Sheen acuño una de las mejores definiciones de lo que es el pecado -"Lastimar a aquel que amas".  Es verdad, pecamos cuando faltamos a uno de los mandamientos.  Pero es más que eso, cuando pecamos gravemente, lastimamos el corazón de Dios, un Dios que nos amó y nos ama al grado de morir en la cruz por la humanidad, por mí y por ti.

Si tú fueras la única persona en toda la creación, Jesús tu Amigo fiel se hubiese hecho hombre sólo por ti, hubiese predicado, predicado y expulsado demonios sólo por ti, Jesús hubiese sufrido la agonía en el huerto, su pasión dolorosa, su crucifixion y hubiese derramado cada gota de su Preciosa Sangre, hubiese sido traspasado por la lanza todo por TI.  Jesús tu mejor amigo, aceptó sufrir todo por amor a ti.  Jesus quiere ser tu mejor Amigo por toda la eternidad.

Cuando hagamos un examen de conciencia y repasemos los Diez Mandamientos, demos un nuevo enfoque a nuestra preparacion.  Pecar no es solo quebrantar los Diez Mandamientos, más bien cuando pecamos herimos a quién nos ama y a quien quiere ser amado por nosotros.

Cuando pecamos decimos NO al amor de Dios.  Un Dios que está locamente enamorado de nosotros y quiere ser correspondido.  Rompemos el corazón de nuestro mejor Amigo.  Pero cuando hacemos una buena confesión, sanan las heridas del Sagrado Corazón y se restaura la más entrañable amistad.  Esta amistad no terminará con la muerte sino perdurará por toda la eternidad.

Cuando decimos NO al pecado, decimos SI al amor de Dios y SI a una profunda amistad con Jesús.

Acéptelo, si el pecado solo fuese quebrantar una serie de normas escritas en una tabla, nunca dejaríamos a un lado el pecado.  Pero si vemos el pecado como lo que es, herir a mi mejor Amigo, herir su Corazón, entonces lo pensíaremos dos veces y rechazaríamos toda tentación.

Que Nuestra Señora y el Buen san Jose ruegen por nosotros.  María y Jose fueron quién más amaron a Jesús, tuvieron una profunda amistad con Él en la tierra y ahora comparten esta amistad por toda la eternidad.

Oremos.  Jesús, José y María, os doy mi corazón y el alma mía.  Jesús, José y María, haced mi corazón semejante al vuestro.  Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.  Jesús, José y María en vuestras manos encomiendo el alma mía.  Alabemos en cada instante y momento, al Santísimo y Divinísimo Sacramento.  Jesús es mi mejor Amigo, hoy, mañana y por toda la eternidad.  Amén.