¡Alabado
sea Dios! ¡En menos de dos meses, comienza el año proclamado por el Santo Padre, el Papa Francisco, como el AÑO DE LA MISERICORDIA, un año de extraordinarias gracias!
El AÑO
DE LA MISERICORDIA dará inicio en una de las Solemnidades Marianas más
importantes del año litúrgico – La Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Esta fiesta más sublime nos enseña la grandeza e importancia de uno de los privilegios
concedidos a María por Dios – la Inmaculada Concepción.
La Inmaculada Concepción significa que María fue
concebida sin la mancha o el contagio del Pecado Original desde el momento de que ella fue concebida en el seno de su Madre, santa Ana. El poeta inglés Wordsworth
afirma: “Maria es alarde solitaria de nuestra naturaleza
corrompida.” En el
sublime cántico de alabanza, la Magnificat de María, ella proclama la grandeza
del Señor diciendo: “Su misericordia es de generación en generación a
los que le temen.” (Lc 1, 50)
Cabe también mencionar que la Inmaculada Concepción es la Patrona de todos los que viven en los Estados Unidos y en las Filipinas. Hace
poco, en la visita del Santo Padre, el Papa Francisco a los Estados Unidos, al
llegar a Washington D.C., visitó la iglesia más grande en la unión
American, la Basílica de la Inmaculada Concepción. Si se encuentra usted
en Washington, tómese el tiempo para pasar a la Basilica de la Inmaculada
Concepción para honrar a la Virgen Santísima que su majestuosidad y bellaza
servirán de inspiración para su alma.
De
modo que, si queremos comenzar en este Año de la Misericordia con el alma y corazón
bien dispuesto, hagámoslo bajo el patrocinio de Nuestra Señora,
la Inmaculada Concepción. “O María, concebida sin pecado original, rogad
por nosotros que recurrimos a vos.”
La
Virgen Santísima es nuestro guía y modelo, especialmente para alcanzar
la santidad. En efecto, le imploramos: “Santa María, Madre de Dios, ruega
por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.” (Ave
María) Fijemos nuestra mirada en
Nuestra Señora, e imploremos la gracia de conocer con profundidad lo que es la
misericordia, que nos guíe e ilumine para que vivamos el Evangelio de la
Misericordia. ¡Seamos misericordiosos!
No son
pocos los que piensan que si amamos a María o cultivamos una devoción a ella, esto será un obstáculo, nos estorbará, y disminuyerá el amor, la confianza y la gloria que
debemos Jesús. Aún los católicos más fervientes pueden
llegar a pensar esto pero esto es nada más que una tentación.
Esta tentación es muy común, pero no hay
nada que esté más lejos de la verdad. Esta misma tentación insidiosa sacudió al Papa san Juan Pablo II en su juventud, pero logró vencerla y llegó a ser uno de los Papas
más marianos en la historia de la Iglesia, tanto que su lema en su escudo de
armas papal fue: “Totus Tuus”; que significa, “(María) Soy todo tuyo”; tomado
de la obra clásica de san Luis de Montfort Tratado de la Verdadera Devoción
a la Virgen María.
Lo
cierto es que: María glorifica al Señor, nos conduce y nos acerca a
Él. Sus últimas palabras que nos narra el Evangelio de san Juan en las
Bodas de Caná son: ''¡Hagan lo que Él os diga!'' (Jn 2,5). Digámoslo de
forma clara y directa – mejor consejo que éste no lo hay. Si tan solo lo
pusiéramos en práctica, no habría odio, ni guerras y viviéramos como
hermanos. Efectivamente, el mundo viviría el último y más grande
Mandamiento de Jesucristo: “Ámense los unos a los otros, como yo los he
amado.” (Jn 13, 34/Jn 15,2)
San
Luis de Montfort lo resume así: “María es el medio más seguro, fácil,
corto y perfecto para llegar a Jesús.” O si le parece, Nuestra
Señora es el atajo al corazón de Dios.
Para
prepararnos para el Jubileo de la Misericordia, y siguiendo la misma temática
de Nuestra Señora de la Misericordia, hago la siguente exhortación. Me
refiero concretamente a una de las obras más grandes escritas por un gran
erudito, Doctor y santo de la Iglesia Católica – SAN ALFONSO MARÍA
LIGORIO! San Alfonso fue un escritor muy prolífico y es considerado el
maestro espiritual por excelencia, uno de los más grandes santos, glorioso
Doctor de la igelsia, y entre sus grandes obras maestras se destaca LAS GLORIAS
DE MARÍA.
Esta
gran obra clásica mariana, es la proclamación del amor de Dios que se ha
volcado en María, haciendola Madre inmaculada y llevándola consiguo a la gloria
para continuar siendo Madre intercesora de la Iglesia. destaca
porque resalta como ninguna otra obra LA GRANDEZA DEL INFINITO PODER DE DIOS
manifestado por medio de la persona, ejemplo y poderoza intercesión de Nuestra
Señora.
Para
Alfonso Las glorias de Maria son la proclamación del amor de Dios que se ha
volcado en María haciéndola Madre inmaculada y llevándola consigo a la gloria
para continuar siendo Madre intercesora de la Iglesia.
SUMARIO
Y BREVE EXPOSICIÓN DE LAS GLORIAS DE MARÍA. De todas las obras de SAN
ALFONSO MARÍA LIGORIO, glorioso Doctor de la Iglesia, ésta fue a la que más
tiempo dedicó porque quiso retribuir con amor el amor recibido su Reina y
Madre. Sta Teresa de Lisieux dijo que Nuestra Señora es Reina y Madre, pero es
más “Madre que Reina.”
LA
SALVE REGINA. San Alfonso María de Ligorio es quien mejor explica LA
SALVE en su libro “Las glorias de María”. Él toma esta oración que se
reza al final del Rosario, y la explica con los detalles más pequeños con
pasajes bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento, con las eseñanzas de los
Padres y Doctores de la Iglesia, y los santos que vivieron hasta el siglo
XVIII, que fue en el tiempo que vivió san Alfonso. Después de este
inagotable depósito de riquezas, que está escrito no con palabras sino con
fuego, que despiden tanta luz y rebosan tal unción, San Alfonso destaca la
sublime belleza y grandeza de María.
NUESTRA
SEÑORA DE LA MISERICORDIA. Pero de forma singular, al aproximarse el Año
de la Misericordia, fijemos nuestra mirada en NUESTRA SEÑORA DE LA
MISERICORDIA.
San
Alfonso María Ligorio nos presenta dos ideas sobre la JUSTICIA y la
MISERICORDIA, al parecer estas virtudes son contrarias, pero ambas se hallan en
Dios y entre ellas, la suprema es la misericordia del Sagrado Corazón de
Jesús. Dios reservó la JUSTICIA para Él y otorgó Nuestra Señora la
MISERICORDIA, a la Virgen, como abogada, le compete sólo la
misericordia! Por eso aclamamos diciendo: “Dios te salve, Reina y Madre, Madre
de MISERICORDIA, vida y dulzura, esperanza nuestra…” San Alfonso nos
exhorta que jamás temamos acercarnos al trono de Dios misericordioso con la
intercesión de Nuestra Señora de Misericordia. Oremos:
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno
de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando
tu socorro, haya sido abandonado de ti. (Acordaos de san Bernardo)

San
Alfonso nos exhorta a todos una y otra vez, aun al más grande pecador, a que
confíemos y regresemos a Dios por intercesión de Nuestra Señora, invocándola
bajo el título de “Madre de Misericordia”.
Esta
obra se desarrolla de la siguiente forma:
1)
LA EXPLICACIÓN del Salve. En la primera parte, san Alfonso dedica gran
parte a la explicación y dedica cada oración del Salve usando pasajes bíblicos,
lo que han dicho los Padres y Doctores de la Iglesia y lo que han dicho los
santos.
2)
ANÉCDOTAS. San Alfonso, gran maestro, predicador y autor, conocia el
valor una historia para abrir el corazón y cautivar la atención del
lector para dirigirla a Dios. Y así lo hace, él presenta una corta
anecdota para dar unidad a su obra. Que por cierto, el más grande
narrador de historias de todos los tiempos fue Jesús que por medio de las
parabolas enseñor hace 2000 años y nos sigue enseñando hoy y lo hará
hasta el fin de los tiempos.
3)
LA ORACIÓN. Por último, cada capítulo de este libro concluye con
una oración dirigida a María, la Reina del cielo y de la tierra, y Madre de
Misericordia.
“Si se
pudiera unir el amor que todas las madres tienen a sus hijos, todos los esposos
a sus esposas y todos los Ángeles y Santos a sus devotos, no alcanzaría el amor
que María tiene a una sola alma. Dice el P. Nierembergh que el amor que todas
las madres tienen por sus hijos es pura sombra en comparación con el amor que
María tiene por cada uno de nosotros.” Qué consuelo y confianza tan
grande conocer esta gran verdad! Cuan grande es el amor y la misericordia de su
Corazón Inmaculado que ella quiere derramar sobre nosotros en este Año Jubilar
de misericordia."
Compre,
lea, medite y saboreé esta obra maestra Las Glorias de María de san Alfonso
María Ligorio, que Dios vertirá en su alma una lluvia de bendiciones.