O María, Madre de Dios, Madre de la Iglesia,
Madre de la familia, y, de forma eminente y particular, Madre de la juventud,
imploramos vuestra poderoza intercesión ante Jesús, guarda y salva a nuestra juventud contra las
asechanzas del enemigo.
Amadísima y queridísima María, Madre, guía y
protectora de la juventud, imploramos tu protección sobre los jóvenes; ellos
son asechados y rodeados de tantos males, tentaciones y seducciones, que
facilmente les impiden ver, los ciega de manera que no pueden ver el verdadero
sentido de la vida y desconocen la
fuente de la verdadera felicidad – Dios.
El diablo les tienta y les seduce para que
olviden a Dios, incluso para que niegen la existencia de Dios; la carne se rebela
contra el espíritu y les impulsa a buscar
la gratifición inmediata. El
mundo les miente, los convence que la verdadera felicidad se encuentra en este
mundo, y solo en este mundo.
Amadísima y queridísima María, Madre y Reina
de los jóvenes, ayúdalos a descubrir en el centro de sus corazones, mentes y
almas, la razón de su existencia, y es – Estamos aquí para
conocer a Dios, amar a Dios, servir a Dios y para la dicha eterna en el cielo.
Amadísima y queridísima María, te invocamos
como nuestra vida, dulzura y esperanza -Dios te Salve - que nuestros jóvenes sigan a Cristo, que vivan
plenamente su vida en Cristo que es la VIDA. Que nuestros jóvenes encuentren la felicidad
y dulzura en el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. Y que en medio de las tempestades y duras
pruebas de esta vida, descubran la esperanza en el Inmaculado Corazón de María y en su
abrazo maternal.
Amadísima y queridísima María, que nuestros jóvenes alcancen la gracia de
ser joyas preciosas en tu corona, para que llegen a contemplar por toda la
eternidad el resplandor y la hermosura del rostro de Dios Padre, Dios Hijo y
Dios Espíritu Santo.