¡VIVA CRISTO REY!



 

"¡Viva Cristo Rey!"  "¡Viva la Virgen de Guadalupe!''  Estas fueron las últimas palabras, la aclamación de fe de muchos de los mártires mexicanos --- el Beato Miguel Pro y el Beato Jose Luis Sanchez del Rio.

Ponga atención al mensaje del Beato Miguel Pro: "Deberíamos hablar, gritar contra las injusticias, con confianza y sin miedo.  Proclamemos los principios de la Iglesia, el reinado de amor, sin olvidar que también es un reino de justicia."

 En la beatificación del Beato Miguel Pro el 25 de septiembre de 1988, el Beato Papa Juan Pablo II honró a este gran héroe de Dios con estas palabras: "Ni el sufrimiento ni la enfermedad, ni la agotadora actividad ministerial que frecuentemente se llevó acabo en circunstancias difíciles, pudo ahogar o apagar la alegría contagiosa y radiante que él traía a su vida, una vida dedicada a Cristo.  En verdad, la entrega abnegada a a los pobres, arraigada profundamente en su amor apasionado por Jesús, le dio un deseo ardiente de conformar su vida a Cristo, aun hasta la muerte".

En su nobleza, estos hombres de Dios establecieron un orden de prioridades colocando en primer lugar la salvación de sus almas inmortales y dejando para último la comodidad, los bienes temporales y la seguridad corporal.  Jesús dice: "¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿Qué se puede dar a cambio por la salvación del alma?"

En un mundo donde la comodidad, la facilidad, el placer, el dinero, el poder, la vanidad y el prestigio se han vuelto prácticamente "dioses", en todo tiempo, lugar y cultura, los mártires nos han enseñado que el verdadero significado de nuestra vida es: conocer a Dios, amar a Dios, obedecer a Dios, fidelidad a Dios (aun hasta el grado del derramamiento de sangre) para ganar el premio de la eterna felicidad en el cielo.


Pasó una vez que un amigo del gran santo y erudito jesuita san Pedro Canisio, le aconsejó, que tomara las cosas con más calma, que descansara más.  Este discípulo fiel de san Ignacio de Loyola inmediatamente respondió: "¡En el cielo tendré toda la eternidad para descansar!  ¡Ahora es el momento de trabajar!"    San Pablo capta este movimiento del corazón con estas palabras: "¡La caridad de Cristo nos mueve!''

En un mundo que está hundido en la mediocridad y la tibieza, Jesús expresa pasión y urgencia: "Yo he venido a encender fuego en la tierra y ¡cómo deseo que arda ya!  Jesús anhela apóstoles con celo y fuego, que estén dispuestos a "prender fuego sobre la tierra".


San Vicente Ferrer OP, el celoso predicador de la orden Dominicana, acertadamente afirmó: "De un corazón frío y helado no pueden salir dardos ardientes de la boca." Nadie puede dar lo que no tiene.   Jesús mismo reitera esta verdad diciendo, "¡De la abundancia del corazón habla la boca!"




En este Año de la fe el Santo Padre en unión con los obispos en todo el mundo, nos  exhorta que imitemos a los santos y los mártires y que nos entreguemos sin reservas a Cristo Rey.  ¿Cómo se puede hacer esto?


La respuesta la encontramos en el segundo capítulo de los Hechos de los Apóstoles.  Un auténtico seguidor de Cristo quien es llamado a ser profeta, evangelizador, y misionero, debe volver a vivir la primera y más poderosa novena jamás vivida (la novena que se vivió en el Cenáculo).   Es decir, la iglesia debe volver a vivir Pentecostés, y esto debe de comenzar a nivel personal.  En su carta apostólica ''Porta Fidei'', el Papa Benedicto XVI insiste que el Año de la fe es momento preciso para tener un encuentro personal con Jesús quien está vivo y activo.

¿Qué sucedió ese primer Pentecostés?  Fue un poderoso retiro espiritual que duró 9 días!  Los Apóstoles  y la Santísima Virgen Maria estuvieron presentes en la habitación del piso superior.

Los elementos de esta vivencia fueron los siguientes:

1. EL SILENCIO.   El Papa al igual que los santos insisten una y otra vez que para alcanzar unión con Dios, es indispensable el silencio.  A Dios no se le puede escuchar en la cacofonía de protestas y ruidos que aturden!   Los Apóstoles vivieron el silencio para que Dios les pudiese hablar en su corazón en forma persona e íntima.

2. LA ORACIÓN.  El éxito y la eficacia del apostolado está en proporción directa a la profundidad de la vida de oración.  La oración es:  comunicación y unión con Dios.   Un hombre de oración transmite a Dios a los demás.  Fue en esos 9 días que los apóstoles tuvieron una experiencia poderosa con Dios.


3. UNA NOVENA ES UNA ORACIÓN PROLONGADA.   Cuando la oración es corta, distraída o superficial, es insuficiente para formar a un verdadero apóstol de Cristo. Son necesarios periodos de tiempo más largos para tener este encuentro con Jesús.

4. LA PENITENCIA.   Además de la oración, los Apóstoles se dedicaron a la penitencia, en forma de ayuno.  Jesús inició su vida pública retirándose por 40 días para orar, ayunar y derrotar al diablo.  Jesús dijo claramente: "Algunos demonios solo pueden ser expulsados con oración y ayuno.''  Uno debe vaciarse de todo, que incluye vaciarse de uno mismo y de toda sensualidad para permitir la invasión divina.

                     
5. MARÍA.  María es Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Reina de los Apóstoles y la Nueva Estrella de la Evangelización.   Por experiencia sabemos que en los 2000 años que tiene la Iglesia, los más grandes apóstoles han sido los que han descubierto a María, los que tienen una devoción filial a ella, los que la invocan constantemente y los que viven constantemente bajo su mirada amorosa.  En el Cenáculo los Apóstoles tuvieron a María en el centro de su experiencia de oración.  ¿Qué beneficio recibieron por la presencia de María?  Primeramente, el silencio de María habló elocuentemente de la unión entre ella y Dios.  Por las oraciones de Maria ellos recibieron gracias singulares.  El ejemplo de María fue de infinito valor.  El sólo contemplarla los motivó a orar con mayor fe, devoción y fervor.

EL RESULTADO: ¡VIENTO PODEROSO Y FUEGO!

Como en un terremoto, la sala se sacudió y lenguas de fuego descendieron sobre los Apóstoles.  ¡HUBO UNA TRANSFORMACIÓN!!!   Estos mismos Apóstoles quienes días antes habían estado paralizados por miedo a las posibles torturas o martirio en manos de los judíos, ahora transformados y renovados, predicaban con firmeza, en obra y palabra daban testimonio de su fe en Jesús, y sufrieron persecución y encarcelamiento por el Señor.

 Más aún, todos los Apóstoles, con excepción de san Juan el discípulo amado, sufrieron martirio por su convicción y amor a Jesús.  Un Apóstol fue decapitado, otro fue crucificado en forma de X; otro fue crucificado boca abajo; otro fue desollado vivo (Bartolomé) que significa que le quitaron la piel pero no murió hasta que fue decapitado.

Todo esto pasó después de la experiencia de Pentecostés ---el poderoso descenso y venida del Espíritu Santo con la presencia de la Santísima Virgen María.

Hoy más que nunca necesitamos dentro de la Iglesia una experiencia renovada de Pentecostés. Con una poderosa efusión del Espíritu Santo se logrará la conquista del materialismo, la sensualidad, el hedonismo, el agnosticismo y el ateísmo.

 
¡Oremos!  ''Ven Espíritu Santo, ven por medio del Inmaculado Corazon de María!''