La ESPERANZA - Poner toda nuestra confianza en el Dios de la esperanza

La esperanza esta relacionada con la confianza, la confianza con la fe y la fe y la certeza.

Fe Humana--  Un sinnúmero de veces cada día, ponemos nuestra fe y confianza en personas, empresas, instituciones e incluso ideas.  De forma sencilla y constante nos ponemos en manos de otros.  ¡Hay un sinfín de ejemplos! 

Cuando vamos en un avión, confiamos que el piloto sabe a dónde va y que ha recibido la debida capacitación.  Nunca dudamos de su pericia en el aire.




Un cirujano -- Cuando nos sometemos a alguna cirugía, confiamos en que el doctor es cirujano y no carnicero.  Confiamos en que el cirujano sabe dónde hacer la incisión, cómo hacer la incisión, lo largo de la incisión, cuándo parar y cuando hacer las suturas y cuando llamar al anestesiólogo.


Al conducir un auto -- ... cuando se sienta al lado del conductor.  Depositada su confianza en el chofer, usted confía que él sabe cuándo acelerar, cuándo frenar, cuándo girar a la izquierda y cuándo girar a la derecha ¡y que sabe a dónde va!

 La cocina -- Se sienta usted a comer, y come sin pensarlo dos veces, no piensa que la cocinera (su esposa o su tía) talvez puso arsénico o veneno para ratas en la comida. ¿Por qué?  Porque usted confía en sus habilidades culinarias.

Por lo tanto, si ponemos nuestra fe y confianza en personas e instituciones, y sabemos que son falibles, ¿por qué no confiar en el cuidado de Dios y en su amorosa y bondadosa providencia?  Sabemos en verdad y en todo momento, ¡que Dios es digno de nuestra confianza total!

Entonces, ¿de que forma podemos fortalecer nuestra fe y confianza en Dios?


1. La Palabra de Dios --   Lea, medite y asimile en oración la Palabra de Dios, porque la Palabra de Dios es lámpara par nuestros pies y luz para nuestro camino.  Abajo encontrará algunos pasajes claves:

''Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?

''Nuestra ayuda está en el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.''

''El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?

''El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar.'' (Salmo 23)

''El Señor es la roca firme, sobre Él edifico mi casa.'' (Mt 7)

''Observad los lirios del campo, las aves del cielo.  Si Dios cuida sobre ellos, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?''

''En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.

Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre.''

''Busca primero el reino de Dios, y su justicia, y todo lo demás se te dará por añadidura.''

''Señor, yo creo, pero aumenta mi fe.''

2. Devoción de la Divina Misericordia -- ''La Divina Misericordia'', promovida por el Papa Juan Pablo II, es una de las devociones de mayor crecimiento en los últimos años.  Santa Faustina María Kowalska fue la primera santa canonizada en el nuevo milenio.  Fue canonizada el mismo día que el Papa Juan Pablo II instituyó la Solemnidad de la Divina Misericordia.  Esta Solemnidad cae el primer domingo después de Pascua del Señor, que es la corona y la culminación de la Octava de Pascua, cuando celebramos la "Solemnidad de las Solemnidades", la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor y Redentor.  Por lo tanto, para realmente fomentar la fe, la confianza y la virtud de la esperanza, es menester aplicarse a la lectura, o más bien, a la meditación del Diario: La Divina Misericordia en mi Alma de Santa Faustina Kowalska.  La lectura orante de esta obra maestra, nos conducirá a una creciente confianza en la Divina Providencia de Dios.


3.  Visitas a Jesús Eucarístico y un diálogo sincero -- Amistad con Cristo le conducirá a mayor confianza y esperanza en sus designios providenciales . Desde el inicio de su pontificado, el Papa Benedicto XVI ha insistido que Jesús sea para nosotros, nuestro amigo íntimo y real.  Una característica propia de una verdadera amistad es la confianza.  Si a nivel humano podemos confiar nuestra vida a un amigo, cuánto más deberíamos confiar nuestra vida al mejor de los amigos, al amigo que nunca falla, ¡Jesús nuestro Señor!  Lea y asimile en oración Mateo 11:28-30.  ''Vengan a mí todos los que estéis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.  Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.  Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.''  Tengamos fe, una confianza firme, un amor ardiente, en Él quien sabemos sufrió intenso dolor y sufrimiento por nosotros. ¡Eso es el verdadero amor! 

Sabemos teológicamente y quizás en teoría que Jesús nos vino a salvar.  También hemos escuchado, quizás repetidas veces que Jesús sufrió por nuestra salvación.  Aún más, si hemos hecho los Ejercicios Espirituales Ignacianos, hemos contemplado la pasión de Jesús, sabemos que Jesús sufrieron "todo" por mí.  Sin embargo, interiormente es probable, que no estemos convencidos que Jesús verdaderamente sufrió los azotes por mí;  fue coronado de espinas por mí;  Cargó su cruz por mí;  Fue despojado de sus vestiduras abriendo de nuevo sus llagas por mí;  Fue clavado en la cruz por mí;  Sufrió su amarga agonía por casi tres horas por mí;  Derramó cada gota de su Preciosa Sangre por mí;  aun después de su muerte, permitió que su Sagrado Corazón fuese traspasado con una lanza por mí ….  Con este profundo conocimiento del amor personal y la amistad personal de Jesús por mí, mi fe, mi confianza y mi esperanza en el Señor florecerá.

4.  Fe, Esperanza y Confianza -- ¡Incluso en los sufrimientos y las pruebas!  -- Lo más difícil es cuando Dios nos manda pruebas, que implican gran sufrimiento.  No siempre es fácil decir lo que dijo el santo Job, "Desnudo salí del vientre de mi madre, desnudo volveré allí.  El Señor da, el Señor quita;  Bendito sea el nombre del Señor."    Es en esta circunstancia que nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra confianza, está puesta a prueba.  Es en estos momentos que debemos recordar el amor de Dios por nosotros y por mí individualmente - ¡El amor de Dios es firme, es inalterable, constante y permanente!

 Un pasaje bíblico que ha sido sumamente valioso para mí, especialmente en tiempos de prueba y angustia, es el pasaje cuando Jesús y Pedro caminan sobre el agua.(Mt 14:22-33)  Lea y medite este pasaje en forma de oración.  ¡Imagínese los apóstoles!  Cansados de un arduo día de trabajo, con hambre, con frío, el viento y el agua fría les golpeaba, y todavía más, estaban aterrorizados cuando vieron  "un fantasma" que se acercaba caminando sobre el agua, Jesús intentaba tranquilizarlos, asegurándoles que era Él!  Pedro, quien quería estar seguro, le dice al Señor que le ordene a salir del barco y caminar sobre el agua hacia él. Jesús le dice: "¡Ven!"  Y Pedro empieza a camina sobre el agua, ¡pero se hunde!  ¿Por qué?   Sencillamente porque Pedro se centró más en el problema que en Él quien podría resolver el problema-- Jesús el Señor. 

Y en verdad, ¡éste es nuestro problema!  En los problemas de la vida, en vez de fijar la mirada en Jesús, quitamos la mirada de Él y nos centramos más en el problema, que como un tsunami, ¡nos abruma y nos envuelve!  Igual que Pedro, en medio del problema, llamemos: ¡Señor Jesús sálvame!

5.  Confiar en María:  Nuestra Señora de la Divina Providencia  -- Como cuando una madre ve que su hijo va a caer, y corre inmediatamente a su auxilio, le toma en brazos, le besa, le abraza y cura sus heridas, igual María nuestra Madre celestial acude a nuestra auxilio, y más cuando nuestra debilidad es grande, ¡cuando somos más vulnerables y estamos por hundirnos en el peligro moral de las arenas movedizas!


El santo que más confió en la Divina Providencia de Dios y en nuestra Señora de la Divina Providencia Divina fue san José Cottolengo, él fue contemporáneo de san Juan Bosco y san José Cafasso.  San José Cottolengo, confiando plenamente en Dios, abrió casas para minusválidos, con el único requisito que el centro operara con el dinero recibido de  contribuciones diarias.  Han pasado cerca de 150 años desde su fundación, y el centro sigue operando en el centro de Turín, bajo el nombre de "Piccola Casa".  El santo en todo confiaba en Dios, en toda circunstancia y en todo momento.

 Se escribe de él, un incidente extraordinario en donde se ve su gran confianza en Jesús y María (Madre de la Divina Providencia).  Tenía él una gran deuda, como siempre solía tener este santo, le pidió a uno de sus ayudantes que fuera a comprar pan para los pobres.  El ayudante le pidió dinero para pagar, al lo cual el santo le respondió que no tenía pero que de igual manera fuera!  Sin entender, el hombre va por los alimentos sin dinero en su bolsillo.  En camino a comprar los alimentos, una mujer hermosa y majestuosa se le aparece y suavemente le entrega una bolsa llena de dinero, con dinero suficiente para pagar la deuda y para la comida de ese día --"Danos hoy el pan de cada día..."   La identidad de esta hermosa y majestuosa mujer era Nuestra Señora bajo el título Madre de la Divina Providencia. 

Recuerde la oración de san Bernardo, el Acordaos, "Jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestro auxilio, haya sido desamparado..."   Para concluir, Jesús anhela que confiemos en Él plenamente, en todo momento y en toda circunstancia.  Cuando hacemos estas cosas:  Meditar la Palabra de Dios, asimilar la devoción de la Divina Misericordia y el texto de santa Faustina, cuando visitamos y hablamos con Jesús Eucaristía (nuestro mejor amigo), cuando aceptamos la voluntad de Dios, cuando ponemos nuestra vida en las manos y el corazón de María, Madre de la Divina Providencia - nuestra fe crecerá, nuestra confianza será fortalecida y nuestra esperanza aumentará, hasta que llegar al cielo.