Se acercaba el día del la Confirmación en nuestra parroquia.
Después de haber dado instrucción a los jóvenes por dos años, decidí poner a prueba su conocimiento sobre la Persona del Espíritu Santo.
Lancé la pregunta: ¿Quién es el Espíritu
Santo? De los veinte muchachos, ni uno
solo contestó la pregunta.
Pensando que tal vez no me habían escuchado o estaban distraídos, les pregunté por segunda vez: ¿Quién es el Espíritu Santo? ¡Había un silencio sepulcral! Por tercera vez y con mis altas expectativas
rápido disminuyendo y forzando la pregunta pregunté: ¿Quién es el Espíritu Santo?!!
Después de una pausa larga, un joven en la
parte de atrás de la clase alza la mano y grita dos palabras: ¡UN PÁJARO!!!
Con esta respuesta se rompió el hielo.
¿Estaba totalmente equivocado el joven? En realidad, no. Su respuesta no fue exacta, pero por lo menos
acertó parcialmente sobre uno de los símbolos del Espíritu Santo — un pájaro, o
más bien la paloma que descendió sobre Jesús en el Jordán. La Paloma ("el pájaro") es uno de
los varios símbolos que la Iglesia usa para darnos una idea de
quién es el Espíritu Santo.
Esta anécdota ilustra la realidad que para muchos el Espíritu Santo es el ''Gran Desconocido'' de la
Santísima Trinidad. El Espíritu Santo es
ignorado o malinterpretado.
Por consiguiente, se presentarán unos puntos
de reflexión sobre la Persona del Espíritu Santo. Esto nos ayudará a estar más conscientes de la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, para así amarlo más y recurrir más a Él.
1. Dios mismo -- ¡El Espíritu Santo es Dios! El es la tercera Persona de la Santísima
Trinidad. El Padre es la primera
Persona; el Hijo (Jesús) es la segunda Persona; y el Espíritu Santo es la
tercera Persona de la Santísima Trinidad.
Él es igual al Padre y al Hijo; Él es digno de alabanza, gloria y
adoración. ¡Él es eterno e
infinito! El Padre ama al Hijo y el
Hijo ama al Padre. El vínculo mutuo de
amor entre el Padre y el Hijo es el Espíritu Santo. San Bernardo, el Doctor melifluo de la
Iglesia, dice que el Espíritu Santo es el abrazo mutuo entre el Padre y el
Hijo.
2. El
alma de la Iglesia -- En el contexto de la Iglesia, que es el Cuerpo
Místico de Cristo, el Espíritu Santo es el ALMA de la Iglesia. En su definición, el "alma" es la
fuente de vida; ¡el alma vivifica, fortalece y mantiene la vida!
3. El alma de los bautizados -- Una vez que se vierten las aguas bautismales
sobre la frente y se pronuncian las palabras: "Yo te bautizo en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo", ¡ocurre un milagro! No sólo se lava el Pecado Original sino esa
persona se convierte en un icono
viviente de la Santísima Trinidad. En
relación al Espíritu Santo, se convierte en un TEMPLO vivo del Espíritu
Santo. ¡Se convierte en un noble y
majestuoso albergue de Dios mismo! Qué
extraordinaria dignidad tiene el alma bautizada; y a la misma vez, ¡qué gran
responsabilidad!
4. El Santificador -- Deseoso de obrar
sin cesar en la vida de la persona
bautizada, el Espíritu Santo obra como el ''Santificador". Concretamente, la palabra "santificar" significa hacer santo;
¡transformar a la persona en santo! Es
por esto que el beato Papa Juan XXIII afirmó: "Los santos son las obras
maestras del Espíritu Santo". Da
Vinci pintó grandes obras maestras; Dante y Shakespeare escribieron grandes
obras maestras literarias; y Beethoven, Mozart y Chopin fueron grandes
compositores de muchas obras de arte en cambio la obra del Espíritu Santo es
¡la transformación de pecadores en santos!
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5. Íntimo Amigo/Dulce Huésped del
alma -- En este mundo moderno en el que tantas personas sufren de una
soledad abrumadora, hay una solución rápida y segura! La Persona, la presencia y el poder del
Paráclito -- es decir, ¡el Espíritu Santo!
Dios Padre es nuestro Padre amoroso y podemos llamarlo, "Abba"
-- Papá. Dios Hijo, Jesús Nuestro
Señor, es nuestro Hermano mayor y el mejor de los Hermanos, siempre presente,
paso a paso con nosotros, igual que con los discípulos en el camino de Emaús. Sin embargo, hay otra poderosa presencia en
nuestra vida, si tan sólo estamos más conscientes, y es el Espíritu Santo,
nuestro AMIGO ÍNTIMO. Todos necesitamos
amigos. Wordsworth dijo: "Nadie es una isla, completo en si
mismo". Aristóteles afirmó,
"El hombre es un animal social".
Jesús mismo reiteró esto en la Última Cena cuando a sus apóstoles llamó
"Amigos". Las amistades
humanas son frágiles, precarias y propensos a la infidelidad y el
abandono. Pero no es así con el Espíritu
Santo. El Espíritu Santo es "el
Dulce Huésped del alma" (Secuencia del Espíritu Santo, Pentecostés). Como Amigo, está siempre presente, es un
Caballero al grado más alto, siempre alienta, apoya, consuela y asesora,
incluso en momentos de fracaso, con insistencia suave pidiéndonos el arrepentimiento.
En verdad, es tu mejor Amigo. Con el
mutuo conocimiento y compartimiento, crece la amistad ¿Por qué no invitar al Espíritu Santo en este
preciso momento, a una amistad profunda, creciente y permanente. Esa soledad que quizás usted ha experimentado
desaparecerá, ¡y reinará la paz y la alegría en lo más profundo de su corazón!
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjy2gl03iOV-TUP7fJ1mbO1S5qtB3HCuEM4NCaQ8GJhj3qVHJPVuyRrbSJFsw0ecqlBxIZAQR7XyQTdhJjW6YU6tMUMGiG6rE_00o5WFFkshL_s6DZa-voZ_drAda9bApY49ZIZk3uKlKPm/s1600/Holy+Sp..jpg)
6. Maria
y el Espíritu Santo -- Para facilitar esta profunda unión y amistad con el
Espíritu Santo, la devoción a Maria es indispensable! En relación a la Santísima Trinidad, María es
la Hija de Dios Padre, la Madre de Dios Hijo, y Esposa Mística del Espíritu
Santo. La Inmaculada Concepción fue obra
del Espíritu Santo; la Concepción Virginal fue obra del Espíritu Santo; el
nacimiento de la Iglesia en Pentecostés fue por la poderosa acción del Espíritu
Santo. Por esta razón, san Louis de
Montfort, autor de "Tratado de la
Verdadera Devoción a María", hizo esta poderosa afirmación: "El
Espíritu Santo se derrama en el alma de aquellos que aman a Maria". ¿Por qué no experimentar un renovado
Pentecostés en tu vida, una invasión divina del poder y la gracia por medio de
una relación más profunda con el Espíritu Santo, y por medio de la intercesión
de María! Hágalo, ¡y estallará una
explosión espiritual en su vida!